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Soria, pequeña maravilla castellana

Vistas del Monasterio de San Juan de Duero

Pequeña maravilla y tierra desconocida para muchos. Sin embargo, la ciudad más pequeña y menos poblada de Castilla y León conserva en sus calles restos medievales y románicos que nos transportan a otra época. Aquí no hay prisa. No hace falta correr. El tiempo se detiene para poder cruzar el puente de Piedra y pasear a orillas del Duero. Seguimos los pasos de Antonio Machado o de Bécquer. ¡Comenzamos!

No estamos en una gran ciudad así que las prisas se aparcan en la puerta. Porque por una puerta, la del Postigo, vamos a empezar esta visita. La antigua entrada a la ciudad de Soria permite adentrarnos en dos monumentos imprescindibles: la Concatedral de San Pedro (comparte la sede catedralicia con El Burgo de Osma) y la iglesia de Santo Domingo, ambas de estilo románico.

Muy cerca de ambas un edificio renacentista muy importante para la ciudad –el Palacio de los Condes de Gómara– y el museo estrella de Soria: el Museo Numantino. Éste último tal y como su nombre indica recoge y muestra los restos arqueológicos de la cercana Numancia.

Pero hay que irse a las afueras de Soria para encontrar quizás su ‘postal’ más conocida: el monasterio de San Juan de Duero. De él quedan en pie e integrados con el paisaje los restos de lo que fue su iglesia y su claustro. Desde allí a poco más de un kilómetro la ermita de San Saturio. La leyenda dice que en ella vivió el patrón de la ciudad. Hoy la realidad nos enseña que desde aquí se disfrutan de unas impresionantes vistas del Duero.

Monumentos sí pero también reposo y gastronomía

El descanso lo podemos encontrar en dos parques: la Alameda de Cervantes o más conocida como ‘La Dehesa’. Está situado en pleno centro de Soria y es uno de los jardines públicos más antiguos de Europa. El otro es el parque del Castillo, adosado a los restos de las murallas que un día defendieron esta ciudad castellana.

Ya tenemos las zonas verdes pero ¿qué comemos? Soria bebe de sus raíces castellanas y aquí siempre se puede disfrutar de un buen asado de cordero o de chuletas. Las legumbres, los platos de cuchara, las setas… y ¡los torreznos! Acompañados de un buen vino seguro que pasan el filtro de los paladares más exigentes. Otro de sus manjares es su famosa mantequilla. Dulce o salada. Hay para todos los gustos.

Soria. Pequeña maravilla a mitad de camino de Navarra o Aragón reivindica hoy su existencia.

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