Porque no se puede decir menos. Cáceres es una ciudad de monumento. Desde 1986 su casco histórico tiene el honor de ser Patrimonio Mundial de la Unesco. Y nosotros el lujo de poder disfrutarlo. ¡Arrancamos la visita!
Y lo hacemos a pie de muralla ya que ésta es la que protege a varios edificios de la Edad Media o del Renacimiento que hoy se conservan. Solo con verlos lo primero que pensamos es que el tiempo se ha detenido y nos hemos trasladado a otra época histórica. ¡Pero es justo al revés! El tiempo se ha detenido en ellos para que podamos disfrutarlos como lo hicieron nuestros antepasados.
Los imprescindibles
Las calles empedradas de Cáceres son historia viva del paso por ellas de los romanos, de los árabes, los judíos… y como ésta ha sabido conservarse hasta nuestros días. Estamos ante un conjunto arquitectónico medieval y renacentista único. Para muchos uno de los más grandes y mejor conservados de toda Europa. En ‘La Postal’ destacamos los puntos que no conviene perderse por las callejuelas de la ciudad. De día, de noche. Cualquier momento es bueno para descubrir un nuevo rincón de este laberinto histórico.
–La Torre del Bujaco: o también conocida como Torre Nueva o del Reloj. Es la imagen que a todo aquel que conoce Cáceres le viene primero a la mente. De estilo árabe –de donde viene el nombre- es la construcción más llamativa de la Plaza Mayor y para muchos el punto de partida para conocer la ciudad. En la parte orientada hacia la plaza se encuentro el balcón de los Fueros. Actualmente cuenta con un centro de interpretación en su interior y un mirador desde el que se ve buena parte de la ciudad.
–El Arco de la Estrella: siguiente parada tras visitar la Torre del Bujaco. A él se accede a través de las escaleras por las que entramos en el casco histórico propiamente dicho. De ahí a un solo paso entramos en la plaza de Santa María. Una plaza en la que no faltan los edificios nobles: el Palacio Episcopal, el de Hernando de Ovando o el de Mayoralgo.
–La Concatedral de Santa María: es el templo más importante de la plaza. Construida en el siglo XVI sobre un templo del XIII se queda a medio camino entre dos estilos: el románico y el gótico. Y dentro de ella sobresale el retablo y la sacristía en plateresco. Desde su torre de la campana se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad. Desde 1957 tiene categoría de concatedral compartiendo sede episcopal con la catedral de Coria.
–Palacio de los Golfines de Abajo: lleva este nombre gracias a la rama de los Golfín que se instaló en Cáceres nada más terminar la Reconquista. Los Reyes Católicos fueron grandes benefactores por lo que a nadie le debe extrañar que en la fachada del edificio –cuya construcción empezó en 1510- figure el escudo de los monarcas. De hecho, ambos se alojaron en él las dos veces que visitaron Cáceres. Entrar en el Palacio de los Golfines es hacerlo en la vivienda de la nobleza extremeña.
–La Casa del Sol: también llamada Casa de los Solís. De estilo gótico lo más característico de esta casa-fortaleza es el escudo de la familia que se encuentra en su fachada: un sol con rostro humano cuyos rayos son mordidos por cabezas de dragón. En la actualidad recoge un importante archivo con documentos de América y Filipinas.
–Seguir la huella judía: en el barrio de San Antonio de la Quebrada. Las casas salvan como pueden los numerosos desniveles. Bien merece una visita la ermita de San Antonio. Sencilla a más no poder ocupa el solar de la antigua sinagoga.
Cáceres y la Semana Santa
Porque es una de las ciudades cuya Semana Santa es más hermosa. Se siente, está viva… si uno no puede acercarse a ella en ese momento bien puede recordarla acercándose a la iglesia de San Francisco Javier, al lado del Palacio de los Golfines de Abajo. En su cripta está el Centro de Divulgación de la Semana Santa Cacereña. O lo que es lo mismo: trajes de nazareno, capirotes, maquetas y sobre todo los famosos pasos.
Una parada obligatoria en su gastronomía
Que es rica y variada. Las migas, el jamón de bellota, la torta del Casar, las cerezas… sin olvidar los platos preparados con aceite extremeño, miel de Villuerca o pimentón de la Vera. Si paseamos por Cáceres nos encontraremos un buen lugar para comer casi en cada esquina. En ‘La Postal’ recomendamos tres: la Cacharrería, Bouquet Taperia Restaurante y si ya no tenemos límite en nuestro presupuesto decantarnos por la experiencia de ir a Atrio.
Próxima parada de ‘La Postal’: Albarracín.
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