Lo que nació como un campamento romano hoy es parada obligatoria para quienes hacen el Camino de Santiago o la llamada Vía de la Plata. Esta localidad leonesa acogedora de peregrinos merece un alto para descubrir, entre otras cosas, a Gaudí y saborear su famoso cocido maragato. ¡Comenzamos!
Precisamente Gaudí y su cocido maragato son dos de los emblemas de la capital de la maragatería. El primero por ese Palacio Episcopal quien junto al Palacio de Botines de León son de las pocas construcciones que el arquitecto modernista construyó fuera de Cataluña.
La impronta del genio catalán se plasma en el Palacio Episcopal. Construido entre 1889 y 1915 en granito gris cuenta con tres pisos y el sótano. Todo rodeado de un foso. En su interior Gaudí utilizó la cerámica vidriada de los artesanos de Jiménez de Jamuz, un pueblo cercano a Astorga. Desde mediados del siglo pasado el palacio alberga el Museo de los Caminos dedicado, como no podía ser de otra manera, al Camino de Santiago.
Justo al lado del Palacio se encuentra la Catedral. Con una estructura de tres naves recoge en ella varios estilos artísticos: gótico en sus naves y capillas, renacentista en la portada sur y barroco en la fachada principal. Frente al Palacio Episcopal y la Catedral parada obligatoria en la Oficina de Turismo.
El legado romano
Su presencia aún pervive en la ciudad. Y lo hace a través de las Termas Mayores y Menores, el Aedos Augusti –templo dedicado a la memoria del emperador-, las murallas, las cloacas romanas, el Domus del mosaico o el puente romano que en este caso queda fuera de la ciudad. Hay varias rutas guiadas que se pueden realizar.
Sin embargo, es la Plaza Mayor –levantada en el lugar que ocupaba el antiguo foro romano- uno de los puntos clave de la ciudad desde hace más de 2.000 años. En ella su edificio más representativo es el ayuntamiento con su reloj en el que dos muñecos vestidos con los trajes regionales maragatos nos dan la hora. A visitar: los restos del subsuelo y el mercado de los martes. Desde el medievo ese día está destinado al mercado de la ciudad.
El culto al cocido
¿Qué tiene de particular este plato? Pues básicamente que se sirve al revés. La comida comienza con la carne, se sigue con los garbanzos y la verdura y se termina con la sopa. El postre es el único que no cambia de sitio. Se sirve al final y lo más habitual es pedir unas natillas. No se conoce el motivo de este cambio en el orden de los platos pero la leyenda asegura que lo introdujeron los arrieros que preferían comer primero la carne fría para terminar calentando la sopa.
Pero la gastronomía de Astorga es mucho más que cocido. No debemos irnos sin probar sus famosas mantecadas, sus hojaldres bañados en almíbar y el chocolate. Aunque a la mayoría decir ‘chocolate’ nos venga a la cabeza al instante ‘Suiza’ o ‘Bélgica’ la hemeroteca nos recuerda que Astorga llegó a tener en el siglo pasado hasta 41 fábricas de chocolate. De hecho, bien merece una visita al Museo del Chocolate para conocer un poco más a fondo el proceso de elaboración de este producto.
Gaudí, Camino de Santiago… ¿a qué esperas para acercarte a Astorga?
Próxima parada de ‘La Postal’: Elche, en Alicante.