«El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales». Son palabras de Nelson Mandela, una de las personas más influyentes de la historia de la humanidad. Mandela tenía razón, el Mundial de rugby celebrado en Sudáfrica en 1995, fue un milagro que unió a blancos y a negros por una misma causa.
Nelson Mandela pasó 27 años en la cárcel. Cuando llevaba veintitrés, se propuso acercarse a sus enemigos, a los que sedujó diplomáticamente hablando. Liberado en 1990, volvió a la sociedad sin rencores y con un solo pensamiento: la reconciliación de su país que seguía viviendo el apartheid. Mandela iba a luchar por la unión de blancos y negros con la ayuda del rugby.
Madiba lo transformó todo
La selección sudafricana (los “Springboks”) no participó en los Mundiales de Nueva Zelanda 1987 ni en Inglaterra 1991 por las sanciones que se habían impuesto al país debido al apartheid. La selección de rugby representaba el poder blanco. Todos los jugadores menos uno eran blancos y no estaban de acuerdo con Mandela. De hecho, los sudafricanos negros animaban a los rivales de Sudáfrica para que su selección no ganase partidos. Madiba se convirtió en el primer presidente sudafricano negro en 1994.
Mandela entendió que los problemas raciales de su país tenían que cambiar. Buscaba dar un giro de trescientos sesenta grados a la historia. Decidió reunirse con François Piennar, el capitán de los “Springboks”. El presidente sudafricano le pidió a Piennar, que la selección de diese clases de rugby a niños negros en las regiones más pobres del país. Mandela le entregó también el poema “Invictus”. Se trataba de unos versos que leía durante los años que pasó en la cárcel de Robben Island. Pienaar convenció a todos sus compañeros.
POEMA “INVICTUS”
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
Fechas y partidos para la historia
Llegó el Mundial y Mandela ya había convertido a la selección sudafricana en la selección de todo el país. El slogan del equipo era: “Un equipo, un país”. El 25 de mayo comenzó la Copa del Mundo. Sudáfrica había quedado encuadrada en el grupo A junto a Australia, Canadá y Rumania. La selección anfitriona ganó los tres partidos. 27-18 a Australia. 21-8 a Rumanía y 20-0 a Canadá. El país comenzó a creer en el milagro. Solo quedaban tres partidos para conseguirlo.
En cuartos de final el rival fue Samoa. Sudáfrica ganó aquel 10 de julio de 1995 por 42 a 14. En semifinales esperaba Francia que se había deshecho de Irlanda en la ronda anterior. El 17 de julio, Sudáfrica se clasificó para la final de su Mundial tras ganar por 19 a 15.
Solo quedaba un obstáculo para alcanzar la gloria: Nueva Zelanda, selección que había vencido a Escocia y a Inglaterra en los dos partidos previos. Los neozelandeses llegaban a Sudáfrica como uno de los favoritos a hacerse con el título mundial, tras haberlo ganado en 1987 y quedar terceros en 1991. La cita con la historia llegó el 24 de junio de 1995.
Una final para recordar toda la vida
La final fue emocionante, como todo el proceso que condujo hacía ese día memorable. Sudáfrica necesitó de una prórroga para vencer por 15 a 12 a Nueva Zelanda. El Estadio Ellis Park de Johannesburgo fue el escenario de un partido histórico. La imagen que dio la vuelta al mundo se produjo cuando Nelson Mandela entregó el trofeo de campeón mundial a su compatriota, el capitán de los “Springboks” François Pienaar, después de que el público gritara ¡Nelson, Nelson, Nelson! Aquel apretón de manos simboliza el triunfo de Sudáfrica como campeón del mundo de rugby, pero también como país. Fallecido Mandela el 5 de diciembre de 2013, Pienaar dijo: “ha sido el ser humano más extraordinario e increíble que he conocido”. La obra de Madiba fue toda una lección de vida que mereció el libro «El factor humano» de John Carlin y la película «Invictus» protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon basada en el bestseller.