La NBA creó en 1984 el concurso de mates dentro del fin de semana de las estrellas, el All Star Weekend. Larry Nance de los Phoenix Suns se hizo con el triunfo en el debut. Dominique Wilkins y “Spud” Webb, ambos jugadores de los Atlanta Hawks, se impusieron en 1985 y 1986. El 7 de febrero de 1987 el Kingdome de Seattle acogió un momento histórico para el baloncesto mundial. Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto del siglo XX, voló y se convirtió en “Air Jordan”.
Por primera vez el concurso de mates se emitió íntegro y en directo. Con la cámara superlenta como gran novedad. Ni Webb, ni Wilkins, ganador y segundo clasificado del año anterior, participaron. Ambos estaban lesionados, de la rodilla y de la espalda respectivamente. Jordan regresaba tras la fractura en el pie que le tuvo apartado de la cancha meses atrás.
En la primera ronda, el jugador de los Chicago Bulls hizo dos mates normales. De hecho, los comentaristas llegaron a dudar de su clasificación. Como el resto no lo hizo mejor que él, pasó a la siguiente ronda. En semifinales todo dio un vuelco. Jordan voló en sus tres intentos. Se elevó desde la línea de tiros libres para certificar una victoria memorable. Solo en la repetición y gracias a la cámara superlenta, se puede apreciar la dificultad de los mates. Jordan acerca y aleja el balón a su antojo hasta terminar encestando. Al tercero de los mates se le puso nombre “Kiss the rim” (beso al aro) por la altura de la cara, casi llegando a besarlo. El público, enloquecido en la grada pidió el 10 en cada uno de los intentos.
Jordan se enfrentó en la final a Jerome Kersey (Portland), al que ganó por 146 a 140 puntos. No pasaron de las semifinales Terence Stansbury (Seattle) y Clyde Drexler (Portland). El hombre que sabía volar, fue el gran protagonista de aquel All Star. Un día grande, inolvidable para él y para todos los aficionados al baloncesto.