Michael Jordan protagonizó partidos de leyenda a lo largo de su estancia en la NBA. Enormes puntuaciones, actuaciones memorables. Asistencias, tiros, encuentros ganados sobre la bocina. Como resultado: el mejor jugador de baloncesto del siglo XX. “He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he tenido éxito”. Jordan tenía razón, pero afortunadamente la vida nos regaló su juego y sus canastas imposibles.
El 7 de mayo de 1989 los Chicago Bulls llegaban al quinto partido de la primera ronda de los play off contra los Cleveland Cavaliers. Los Cavs le habían ganado a los Bulls los seis partidos que habían jugado en la temporada regular. Además habían quedado terceros por el sexto puesto del equipo de Chicago en la Conferencia Este. El favorito estaba claro. Sin embargo, en el primer partido de la serie, ganaron los Bulls dando la sorpresa en la cancha de Cleveland. En el segundo la eliminatoria quedó igualada a uno. Los Bulls se pusieron por delante tras ganar el primer partido jugado en casa. Cleveland forzó el quinto y definitivo ganando a domicilio.
En Cleveland llegó “The Shot”
Llega la hora de la verdad. Quien gane ese partido se clasificará para las semifinales de la Conferencia Este. Esperan los New York Knicks que han ganado a Philadelphia 76ers por tres a cero. El escenario es el Richfield Coliseum de Ohio. Allí jugaban los Cavs, en Richfield, un pueblo 30 kilómetros al sur de Cleveland.
A falta de tres minutos para el final, el partido está empatado a 90. Jordan anota y fuerza tiro libre adicional que no convierte. 90 a 92 a favor de los Bulls. A dos minutos y medio del final del encuentro, Craig Ehlo mete un triple que vuelve a poner con ventaja de un punto a Cleveland.
Falta un minuto y treinta y cinco segundos y los Cavs siguen dominando por uno. Jordan asiste a Scottie Pippen que anota un triple para poner el 95-97 a favor de los Bulls. Un nuevo triple de Ehlo invierte el resultado. Faltan cincuenta segundos para saber qué equipo se clasifica para la siguiente ronda. 98-97 para los Cavs. A diecinueve segundos de que suene la bocina el balón lo tienen los Bulls, que atacan para ponerse por delante en el marcador.
Jordan se lo guisa y se lo come
Michael Jordan anota a falta de seis segundos. 98-99 para su equipo. Tiempo muerto en la cancha. Cleveland va a tener una última jugada para intentar conseguir la victoria. El equipo local saca rápido de banda y Ehlo encesta a solo tres segundos para el final. La última posesión del partido va a ser para los Bulls. El público anima a su equipo y se ven ganadores.
De nuevo hay tiempo muerto con 100 a 99 en el electrónico. Cleveland está rozando la clasificación. Pero falta una jugada. Las cámaras enfocan a Jordan que bebe agua sentado en su banquillo antes de que el partido vuelva a ponerse en marcha. Llega el momento cumbre. Uno de los más recordados de la historia de la NBA y de la leyenda del baloncesto.
Los Bulls sacan de banda. Brad Sellers mira a qué compañero pasar. Recibe Jordan. Vota dos veces el balón y mira a canasta. No se lo piensa dos veces. No hay tiempo para más. Se eleva unos centímetros manteniéndose en el aire y anota la canasta del triunfo para su equipo. Es “The Shot”. Lo celebra con un salto espectacular. Ehlo no puede hacer nada para impedirlo.
Euforia en los Bulls, silencio en el público
Todos sus compañeros acuden a abrazarlo y gritan de alegría. Los periodistas buscan al mejor. Los Bulls ganan en el último segundo 100 a 101. El público enmudece. Jordan hace historia en Ohio y clasifica a su equipo para las semifinales de la Conferencia Este. El mejor jugador de baloncesto del siglo XX, anota 44 puntos, coge 9 rebotes y da 6 asistencias. Y por si había alguna duda, es nombrado MVP del partido.
“Nunca lo vi entrar”, dijo Jordan, “pero supe de inmediato la reacción de la multitud, el silencio, que era bueno”. “Entonces hice algo que tal vez no debería haber hecho. Realmente celebré y grité:” ¡Se acabó! Realmente sentí que se hacía justicia.” Artículo completo de Jack McCallum en Sports Illustrated.
Fotos: GETTY, Sports Illustrated y historybulls.com