El 21 de julio de 1979 forma parte de los días históricos del deporte español. Siempre será recordado como el sábado en que Severiano Ballesteros ganó su primer grande. El Open Británico inscribió su nombre entre los ganadores cuando solo tenía 22 años. Seve ya había sido segundo en la edición de 1976 ganada por el americano Johnny Miller. Se quedó a seis golpes del vencedor tras haber ido por delante en la clasificación en las tres primeras jornadas del torneo.
El golf en aquella época era un deporte casi desconocido en España. Él hizo que todo cambiase. Fue mucho más que un pionero, un revolucionario. El golfista cántabro conseguía así la victoria más importante de su carrera hasta ese momento. El golf español salía por primera vez en el palmarés de un Major. La leyenda no había hecho más que comenzar.
El British Open comenzó a celebrarse en 1860. Se trata de una de las pruebas deportivas más antiguas Hasta 1906 todos los ganadores habían nacido en Reino Unido. En 1907 lo ganó un francés, Arnaud Massy. De ahí hasta la victoria de Seve Ballesteros en 1979 no lo volvió a ganar ningún europeo que no hubiera nacido en Gran Bretaña. Lo ganaron estadounidenses, argentinos, sudafricanos y australianos. Fue el de Pedreña el que rompió la racha setenta y dos años después.
Ballesteros ganó el Open Británico el día 21 de julio, pero hasta llegar a la victoria tuvo que luchar desde el miércoles día 18. El torneo estuvo marcado por las duras condiciones climatológicas en el Royal Lytham & St. Annes Golf Club que tenía a su vez un recorrido muy complicado.
Condiciones adversas
La primera jornada fue ventosa y la comenzaron un total de 152 golfistas. Estuvo liderada por el escocés Bill Longmuir que acabó con seis golpes bajo par (65). Seve Ballesteros cerró su tarjeta en dos golpes sobre par (73). La leyenda del golf español llegaba como tercero en las apuestas por detrás de los estadounidenses Tom Watson y Jack Nicklaus.
En la segunda jornada celebrada el 19 de julio, todo cambió a mejor. El golfista español se colocó en segunda posición con una tarjeta de seis bajo par, situándose con -4 en la general. Fue un día sensacional. Los 30.000 espectadores vibraron con el golf de Ballesteros que hizo un total de siete birdies. El americano Hale Irwin se colocó líder con -6.
La tercera vuelta siempre es la que pone a cada golfista en su sitio y la que hace ver con claridad qué ocurrirá finalmente. El día decisivo estuvo marcado por la lluvia, el frío y el viento cerca de la costa del Mar de Irlanda. Seve hizo un doble bogey (+2) en el segundo hoyo y un bogey (+1) en el hoyo 3. Después mejoró en el seis y en el nueve con dos birdies (-1). Al final de la tercera jornada sumó seis bogeys. La peor jornada del torneo que no solo sufrió el español. Fue un desastre generalizado marcado por las condiciones adversas. Ballesteros acabó la tercera jornada con +4, igualando el par del campo en la clasificación general. Sigue líder Hale Irwin con -2. Todo puede ocurrir en los últimos y definitivos dieciocho hoyos.
Un hoyo 16 para guardar toda la vida
Y llegó el día más importante de la carrera deportiva de Seve hasta aquel momento. De nuevo un día desapacible que complicó mucho el juego de los golfistas. De la última jornada hay que destacar el hoyo 16. Fue la jugada que le dio el torneo. La que todo el mundo recuerda y recordará el resto de sus días. Estamos hablando de un par 4. Seve llega con un golpe de ventaja sobre sus perseguidores.
Envía la bola a unos 300 metros del hoyo pero desviada al aparcamiento de coches. Al español se le autoriza un tiro sin penalización, y no lo desaprovecha. Metido entre los coches, golpea la bola y la deja a 15 metros del hoyo. El público no se cree lo que acaba de ver pero es real. Ballesteros consigue el birdie. Se puede decir que ganó el Open Británico desde el aparcamiento.
El público rendido al golfista cántabro
40.000 personas se juntan en el hoyo final para ver ganar por primera vez a un español y aplauden al nuevo ídolo del golf. Día histórico e inolvidable para nuestro deporte. Irwin se hunde en la cuarta vuelta con +7 y Seve consigue ganar con uno bajo par. El segundo puesto es compartido por dos americanos: Ben Crenshaw y Jack Nicklaus. Además de la preciada copa de campeón, el golfista cántabro se embolsó 15.000 libras, 2.100.000 pesetas.
Seve recordaba años después en el diario Marca su triunfo en el British Open : “fueron unos días de fuertes emociones en el Royal Lytham”. “El comportamiento del público inglés fue maravilloso y aunque tengo un cariño enorme a los cinco torneos del Grand Slam que he ganado, éste, por ser el primero, lo recuerdo como algo muy especial”. “El golf no era muy popular en España, pero los que conocían este deporte supieron de la importancia de lo que había conseguido”.
Balleteros hablaba de sus cinco Majors. El Open Británico volvió a ganarlo en 1984 (22 de julio) en St Andrews y en 1988 (18 de julio) volvió a vencer en el Royal Lytham. El Másters de Augusta lo ganó en 1980 y 1983. No hay duda de que, a día de hoy, es el mejor golfista español de todos los tiempos. Se marchó al cielo demasiado pronto, el 7 de mayo de 2011.