El judo español lleva mucho tiempo sin ganar una medalla olímpica. Isabel Fernández se colgó la última, de oro, en los Juegos de Sidney celebrados en el año 2000. Es demasiado. A la irrupción en categoría masculina de Nikoloz Sherazadishvili, campeón del mundo en 2018 y aspirante al podio olímpico en Tokio 2020, se ha sumado una nueva ilusión. Su nombre y su apellido son japoneses. Se llama Ai Tsunoda y nació en Lleida el 19 de abril de 2002.
Tsunoda tiene la ambición que se necesita para aspirar a grandes triunfos en el futuro. De momento sigue en categoría cadete, pero sus deseos son máximos. Ya mira a París 2024, a la que podría ser su primera cita olímpica. «Sueño con ganar un oro en los Juegos, hay que ir paso a paso, pero ojalá esté en París 2024».
Campeona de España a los dieciocho
Los cimientos están puestos. El talento es innegable. Solo hay que esperar a que se vayan cumpliendo los plazos y siga progresando. Ya es campeona de España absoluta en la categoría de menos de 70 kilos. Ese es el primer paso para alcanzar las cotas más altas de su deporte. En 2018 fue tercera y ahora de golpe ha subido dos escalones más.
Algo muy importante para cualquier deportista que destaca desde joven es mantener los pies en el suelo. “Todo gira en torno al judo. Me aporta cómo saber estar en la vida por mí misma y ser independiente”.
Ai (significa amor en japonés) está haciendo historia allá por donde pisa. Hace poco se convirtió en la primera española en conseguir una medalla de oro en un Mundial en la categoría cadete. «Para mí lo más importante no es la medalla, sino cómo mejorar» dijo con una madurez aplastante.
Ya ha subido a lo más alto del podio en el Europeo sub-18 y en los Juegos de la Juventud Europea. También se ha colgado la plata en el Europeo sub-21. Estamos hablando de un diamante en bruto. Que hay que cuidar, por supuesto, pero que seguro nos va a dar muchas alegrías en el futuro.
De casta le viene al galgo
Comenzó a practicar judo a los tres años. Cuenta que primero no le gustaba. Pero a medida que empezó a competir y ver que se le daba bien, cambió de opinión y “ahora es mi vida”. Entrena entre tres y cuatro horas al día y continúa estudiando. Habla castellano, catalán, inglés, francés y un poco de japonés.
Tsunoda, de padre japonés y madre francesa, judocas los dos, está feliz por todo lo que ha conseguido hasta el momento. «Tengo mucho margen de mejora. Tengo que aprender a ser más paciente. Durante toda la vida se aprende y se innova, el judo es muy complejo”.
La campeona de España de menos de 70 kilos, entrena en el Dojo Lleida, club en el que tiene como maestro y entrenador a su padre Go Tsunoda, el que fuera preparador de los equipos olímpicos de Portugal y de Gran Bretaña. Su madre Céline también trabaja allí y es su preparadora física.