¡Mis queridos palomiteros! La directora de cine parisina de 45 años, Anne-Dauphine Julliand, sabe de lo que habla. Recientemente ha estado en Madrid con motivo de la promoción del filme Ganar al viento, su debut en el largometraje que el pasado 9 de febrero se estrenó en cines, donde afronta, en un optimista documental, la vida de unos niños diagnosticados con patologías graves. Hace un año perdió a segunda hija cuando la niña tenía once años; años atrás había perdido también a Thais, cuando ésta solo tenía tres. Las dos padecían leucodistrofia metacromática (ELA).
¿Cómo nace esta película?
A partir de una experiencia personal. Yo tenía una niña, Thais, que estaba muy enferma. Thais, abrió mi corazón y me enseñó a apreciar cada momento de la existencia. Me di cuenta que una hermosa vida no se mide por el número de sus años. Ella volvió a conectarme con mi niño interior y re-aprender a preocuparme sólo con lo que está ocurriendo en el momento.
¿Y cómo afrontó este proceso?
Conocí también muchas familias afectadas por la enfermedad de un niño, y vi el poder de la “despreocupación” de esos niños, de vivir el “ahora” y entendí hasta qué punto su visión de la vida podía alterar la nuestra.
Así que se me ocurrió que tenía que mostrar esto de una manera diferente. La idea de este documental vino a mí, como la única manera de darle voz a los niños.
¿Cómo trabajó el guión?
No hay un guión como tal, es compartir unos momentos de la vida de los niños, que juegan, hacen teatro, van al colegio y también al hospital. Es su voz y sus opiniones en todo momento.
¿Y las edades de esos niños?
Eso sí lo tenía claro. Tenían que ser niños de entre 5 y 9 años, porque la adolescencia ya sería otra película; y que fueran niños que ya conocen su enfermedad de hace tiempo, porque sé que el momento del diagnóstico es muy delicado y no quería poner la cámara en ese momento tan íntimo.
“Todos empezamos siendo niños, solo que lo hemos olvidado”, sentencia Anne-Dauphine Julliand
¿Por qué un documental sobre niños con enfermedades graves?
En realidad todos los niños, sanos o enfermos tienen una sabiduría innata, casi instintiva, viven con intensidad cada momento. No proyectan en el futuro el dolor del momento, no tienen miedo, el impulso de vida y de ser feliz es más fuerte que todos los obstáculos. Los adultos también hemos sido así, todos empezamos siendo niños, solo que lo hemos olvidado y debemos recordar y rescatar esa parte de nosotros.
“Creo sinceramente que ser feliz es una decisión interior”
¿El filme podría ayudar a descubrir nuestra forma de ver la vida?
Espero que así sea. Realmente los que nos enseñan son los propios niños. Como comentaba anteriormente, los niños viven el presente y no ponen su felicidad en manos de las circunstancias. Creo sinceramente que ser feliz es una decisión interior.
¿Qué pide al espectador cuando salga del cine?
Me gustaría recomendar al espectador que cuando entre en la sala vea la película, no con los ojos de un adulto, sino con los de un niño. Sólo de este modo logrará disfrutar y captar la esencia de sus protagonistas. Espero que al salir del cine, sea capaz de quitarse capas y ser auténtico.
¿Por qué cree que el espectador necesita conocer este tipo de historia?
Quizás porque todos necesitamos un soplo de aire fresco, una bocanada de vida y comprender que tenemos que ser más sencillos, preocuparnos menos por las cosas accesorias y centrarnos más en lo que nos rodea… pero de cerca: lo que más queremos, lo que nos hace recuperar nuestra esencia.
¿Qué le falta al cine de nuestros días y qué le sobra?
Me gustaría que tuviera más verdad.