¡Mis queridos palomiteros! Con La forma del agua, nos hallamos ante un impecable Guillermo del Toro en su fábula acuática y en su homenaje entusiasta a los cuentos de hadas. Parte con 13 candidaturas a los Premios Oscar, entre ellas, mejor película, mejor director y mejor guión original.
Carrusel de premios
León de Oro en Venecia al mejor director. Globo de Oro al mejor director (antesala de los premios Oscar). Premio a la mejor película en los Critic’s Choice Awards. De esta manera, La forma del agua (The shape of water) se ha hecho acreedora, además, de 12 candidaturas a los premios BAFTA. Considerados los Oscar británicos, se celebrarán el 18 de febrero ya en su 71 edición.
Estas son las credenciales con las que se presenta la fábula acuática del oscarizado director mexicano de 53 años, Guillermo del Toro (El laberinto del fauno, 2006). Como se sabe, es uno de los grandes favoritos a alzarse con el Oscar a la mejor película. O mejor dirección y tal vez mejor actriz. Estos últimos resultados los conoceremos el 4 de marzo. Será en el transcurso de la 90 gala de cine más importante del mundo. El filme llega a los cines españoles hoy, 16 de febrero, de la mano de Twentieth Century Fox.
¿De qué va La forma del agua?
La forma del agua se ambienta en el año 1963, en plena Guerra Fría. Elisa es muda. Trabaja como bedel en un laboratorio, es una mujer sencilla y sensible. Un día conoce allí a un extraño hombre anfibio, encerrado en las dependencias del laboratorio. Lo están investigando y experimentarán con él. Poco a poco se van conociendo y ella acabará enamorándose del misterioso ser.
Para acabar con su cautiverio, Elisa traza un plan para liberar a la extraña criatura. Y a fin de que el plan tenga éxito, Elisa contará con la ayuda de un vecino de su comunidad. Sin embargo, el mundo exterior resultará mucho más peligroso para el hombre anfibio. Eso no lo había calculado Elisa y las consecuencias de sus actos pueden ser devastadoras.
No es un cuento de hadas al uso
Hermoso cuento de hadas, bien armado y planificado, repite el esquema narrativo que desarrolló en la triplemente oscarizada El laberinto del fauno.
Guillermo del Toro, también guionista junto a la televisiva Vanessa Taylor, sintetiza buena parte de las constantes obsesiones que impregnan su filmografía, lo cual le sirve de excusa para afrontar otros temas, por ejemplo, la crítica devastadora al racismo, la homofobia y en general la intolerancia hacia las personas que son diferentes, por no hablar del revolcón que le da al american way of life: familias aparentemente felices de cartón-piedra que esconden una profunda insatisfacción.
Todo en la película rezuma un lirismo que recuerda a clásicos como Amelie, pero aderezado con un trasfondo que homenajea de forma muy clara películas fantásticas de serie B de los años 40 y 50, con La mujer y el monstruo en la retina para la creación del ser acuático que despierta a la protagonista de su letargo.
Como se sabe, en todas las películas de Guillermo del Toro hay un gusto y un mimo por el detalle abrumador, pero lo cierto es que en La forma del agua se podría decir que hay algo más personal e íntimo del cineasta, algo así como una cierta proyección en su personaje principal que hace de la película una verdadera delicia.
Amor en estado puro
Nos podríamos sorprender por lo lejos que Del Toro lleva este romance entre distintas especies y también por la forma tan natural y poco espeluznante en que lo hace, por la manera pura y apropiada en que los hace lucir. ¿Y por qué no? El folclore está lleno de príncipes sapo, bellas y bestias. ¿Les suena? Y por si fuera poco, Del toro ha conseguido que La forma del agua está hecha con colores vívidos y sombras profundas; es tan llamativa como musical, brillante como una caricatura y turbia como una película de cine negro.
El reparto resulta impecable. Cuenta con una heroína frágil pero valiente, una trama centrada en la contrainteligencia rusa, un malvado que se erige cual criatura de Frankenstein como el verdadero monstruo de la ficción y un variado elenco en el que no hay un eslabón débil: Doug Jones, Michael Stuhlbarg, Richard Jenkins, Michael Shannon y Octavia Spencer.
Una película, pues, destinada a los amantes de las historias de amor y, sobre todo, para los amantes perdidos en los brazos del cine.
