¡Mis queridos palomiteros! Cierra ‘Ficciones de Cine’, el último videoclub de Malasaña. No es una noticia alegre, pero es una noticia que debería hacernos reflexionar a cuantos amamos el séptimo arte.
Llega a mis oídos a través de Notodo. El año pasado, cuando trascendía mediáticamente que el videoclub Ficciones, ubicado en Tirso de Molina peligraba su continuidad -salvado por una mudanza y el apoyo de sus fieles, que incluso pusieron en marcha una campaña de crowdfunding para darle algo más de vida a un negocio para muchos obsoleto, pero también para un puñado de fieles, un recoveco romántico- el Ficciones de Malasaña no peligraba. Hoy, la historia es muy diferente: tras catorce años, hace cinco días anunció a través de sus redes sociales que, a final de mes, cierra.
Con el cierre de Ficciones de Cine el próximo 25 de junio se va el último videoclub de Malasaña, y uno de los pocos que quedan en Madrid. Han sido casi tres lustros los que este local, con sede en la calle San Vicente Ferrer, ha surtido a los malasañeros de cine de autor.
Cierra ‘Ficciones de Cine’, el último videoclub de Malasaña, y Madrid casi se queda huérfana de uno de sus templos de referencia cinematográfica
Pero parece ser que cada vez son menos, no sólo los habitantes habituales del barrio (el avance de Airbnb, los alquileres por días y esa sensación de barrio expropiado a sus vecinos es cada vez mayor en el barrio ‘cool’ por antonomasia) han dejado de asomarse a las estanterías, sino también los románticos que siguen alquilando películas ante el avance de plataformas como Netflix, HBO, Amazon o Filmin, entre otras.
Aún quedará el otro local que queda vivo de Ficciones, y que hace un año peligraba su continuidad: el de la calle Juanelo, en la zona de Tirso de Molina. Allí seguirán “defendiendo la existencia de un espacio para los amantes del buen cine, como es el videoclub”, aseguran, del mismo modo que han puesto a la venta en el local de Malasaña algunos de los títulos del catálogo, para que no estén triplicados o cuadruplicados cuando trasladen parte de ese catálogo al único local que sigue en pie. ¿Por qué no hay un camino intermedio para resolver el conflicto?