¡Mis queridos palomiteros! La eutanasia de Sánchez reaviva el debate en el cine. Desde el domingo pasado vivo en un sin vivir. Y ni es un juego de palabras ni España debiera sacar pecho. Y es que el pasado 24 de junio, el hombre de los 84 diputados, convertido en presidente del Gobierno, a la sazón Pedro Sánchez, ofreció una entrevista al diario El País. Atención a la pregunta y a la respuesta de marras:
- ¿Habrá eutanasia en España antes del final de la legislatura?
- Ese va a ser también uno de mis principales compromisos. Yo quiero que esta legislatura acabe con una ley de eutanasia en nuestro país y que sea reconocido como un servicio por parte de la sanidad pública, un servicio fundamental.
A mí sólo la propuesta me parece una temeridad y la urgencia de la respuesta de Sánchez una salida de pata de banco, que al final es otro fiel reflejo de la densa cadena de gestos que tiene preparada para ganarse al respetable.
La eutanasia de Sánchez reaviva el debate en el cine: ¿un servicio fundamental legalizar el asesinato porque uno ya se ha cansado de vivir?
Será que como yo de niño he estado más cerca de la lira que de la guitarra, le tengo un gran aprecio a la vida, me aferro a ella y espero no encontrarme con pseudo seres que por arte de birlibirloque decidan por mi vida. Naturalmente, no es algo que tenga que ver con la izquierda o la derecha españolas, sino con la conciencia. Y en cuanto a conciencias deformadas, ¿quién soy yo para opinar?
“Tengo un gran aprecio a la vida, me aferro a ella y espero no encontrarme con pseudo seres que por arte de birlibirloque decidan por mi vida”
Estamos al frente de días grises en tiempos de rojos. Mal augurio. El cine, sin embargo, desde hace no muchos años está obligado a dar un puñetazo en la mesa para dar una respuesta pro-vida, también frente al otro gran drama actual de nuestra historia reciente, es decir, el aborto, tema que Sánchez no ha dejado tampoco al margen.
Según el productor y cineasta británico David Puttnam, “de ninguna manera el cine debe ocultar los problemas sociales, los dramas o el sufrimiento, si no que, por el contrario, es su deber moral darlos a conocer y demostrar que estos sí se pueden superar.
Se debería impulsar al espectador a actuar de forma constructiva y a dar siempre lo mejor de sí mismo; incentivarlo a convertirse en un “héroe” que derribe los obstáculos, capaz de vencer las complejidades de la vida y que no huye de manera cobarde. Retratar, en el fondo, la grandeza del espíritu humano, su trascendencia, la ilusión, las virtudes, la confianza en la condición humana y en la persona en sí misma”.
Estamos al frente de días grises en tiempos de rojos. Mal augurio
Es casi una visión idílica de acuerdo con los tiempos modernos. Pero me parece una declaración demoledora.
En cuanto al aborto, esa lacra de la que se habla con tanta ligereza, destacamos algunas películas que rechazan de cuajo la vida del no nacido:
- Colegas (1982) cuenta la historia de dos hermanos, Antonio y Rosario y el novio de ésta, José, que deben de enfrentarse diariamente a las dificultades que les produce su extracción social humilde. Ninguno cuenta con empleo y las escasas oportunidades que se les presentan para lograrlo hacen que se fortalezcan los lazos que les unen.
- Las normas de la casa de la sidra (1999), cuyo drama tiene por protagonista a Homer, un niño huérfano que ha crecido en el orfanato de St. Cloud’s, bajo la poco convencional y tierna tutela del Dr. Wilbur Larch. Ahora, a medida que se va haciendo un hombre, empieza a dudar de los métodos de su tutor y desea explorar el mundo por su cuenta.
- El crimen del padre Amaro (2002) o El secreto de Vera Drake (2004) también se suman a esta clasificación entre una larga lista.
Sin embargo, también hay otras producciones que no sólo apuestan por la vida sino que proponen salidas muy positivas. Son los casos, por ejemplo, de Solas (1999), Comprométete (Casomai) (2002), Juno (2007) o 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007).
Se debería impulsar al espectador a actuar de forma constructiva y a dar siempre lo mejor de sí mismo; incentivarlo a convertirse en un “héroe”
Por su parte, la eutanasia también ha mostrado en el cine su lado más pesimista a través de películas tramposas como Las invasiones bárbaras (2003), Million dollar baby (2004) o Mar adentro (2004), pero, por fortuna, contra ese combate pelean otros filmes para defender la vida: Acompañar a morir (2007), Las alas de la vida (2006) o La escafandra y la mariposa (2007).
Podremos concluir que el cine, al igual que la televisión, contribuye a la construcción de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, por lo que es fundamental que cada uno de los que forman parte de esa gran industria se hagan conscientes de que ejercen una influencia directa en el desarrollo y actitudes de nuestra sociedad, y que mientras más presentaciones de elementos sin sentido realicen, más contribuirán a la confusión moral de los individuos y a su deformación de la realidad.
El desafío entonces está en realizar una obra donde la responsabilidad social y los elementos esenciales del cine se complementen, es decir, dar la oportunidad y el espacio para que la persona humana sea capaz de descubrir el valor y el sentido de su existencia.