¡Mis queridos palomiteros! Pedro Almodóvar rueda ‘Dolor y Gloria’ en Paterna. El director manchego, doblemente oscarizado (Todo sobre mi madre, 1999; Hable con ella, 2002), filma estos días su película número 21.
De hecho, no es la primera vez que trabaja en Valencia. En 2003 la ciudad también le sirvió de escenario la rodar algunas escenas de la fallida La mala educación.
Por su parte, Dolor y Gloria es un drama sobre la creación cinematográfica y teatral, sobre la dificultad de separar la creación de la propia vida.
El guión aclara que la aventura se articula en torno a una serie de reencuentros, algunos físicos y otros recordados, después de décadas, de un director de cine en su ocaso.
En él, el cineasta en su etapa de madurez narrativa evoca los primeros amores, los segundos amores, la madre, la mortalidad, un actor con el que el realizador trabajó, los años sesenta, los ochenta, la actualidad y el vacío, el inconmensurable vacío ante la imposibilidad de seguir rodando.
Por su parte, es en la ambientación de los años 60 donde Paterna juega un papel fundamental como escenario. Las construcciones conservan el aspecto de viviendas primitivas, austeras y humildes de hace más de un siglo y quiere reflejarlas tal cual en su película.
Pedro Almodóvar rueda ‘Dolor y Gloria’ en Paterna junto a un reparto de lujo
En Dolor y Gloria, la familia del protagonista llega a la localidad valenciana en dicha década para instalarse en una cueva a los pies de la torre moruna. Previamente, Almodóvar -uno de los mejores directores de cine en afrontar las relaciones padres-hijos junto a la madrileña Gracia Querejeta– ya había seleccionado otras dos localizaciones más para su historia: las cuevas y el museo de las cuevas del Batán.
La película está protagonizada por un reparto de ases encabezado por el actor malagueño Antonio Banderas, quien no tiene ninguna escena con la oscarizada actriz madrileña Penélope Cruz –ambos recientemente candidatos a recibir un Emmy-, el bilbaíno Asier Etxeandia, la catalana Julieta Serrano, el bonaerense Leonardo Sbaraglia y el madrileño Raúl Arévalo.
Últimamente el cine español está dando muestras de un repunte en forma y fondo en sus historias. ¿Tal vez sea ésta una reflexión biográfica, palomiteros?