¡Mis queridos palomiteros! ‘Ciudades de cine’: luminosa guía de viaje cinematográfica (ediciones cátedra). Cuando viajamos a una ciudad nunca lo hacemos como totales desconocidos, siempre existe en nosotros la sensación de haber estado antes. Si bien esta sensación venía antes propiciada por la pintura o la literatura, ahora es fundamentalmente gracias al cine.
Son muchas las ciudades que conocemos por películas, y muchas las películas que no podrían ser en otra ciudad que en la que están ambientadas.
De ahí nace el libro, Ciudades de cine, de la editorial Cátedra, de cuyos luminosos trabajos ya hemos dado cuenta desde estas pantallas. Un libro que no es un libro de cine ni una guía de viajes, sino una combinación de las dos cosas. En este denso tomo, cuidadosamente escrito por 31 especialistas en cine y magníficamente coordinado por Francisco García Gómez y Gonzalo M. Pavés, lleva al lector a esas ciudades que ha visitado tantas veces sin necesidad de haber viajado.
‘Ciudades de cine’: luminosa guía de viaje cinematográfica (ediciones cátedra) no sólo habla de los espacios en los que se centra el cine, sino también de toda la historia y cultura que los rodea
Las ciudades del mundo son para el cineasta platós naturales, sitios que transforma a su antojo gracias a las técnicas cinematográficas, convirtiendo en calles contiguas zonas que en un mapa encontraríamos separadas por kilómetros o creando lugares encima de lo ya existente.
Pero Ciudades de cine no sólo habla de los espacios en los que se centra el cine, sino también de toda la historia y cultura que los rodea. Muchas ciudades son conocidas por sus calles repletas de tiendas exclusivas -véase el caso de Rodeo Drive (Los Ángeles) en Pretty Woman o la 5º Avenida (Nueva York) en Desayuno con diamantes– pero muchas otras lo son por su arquitectura, sus museos y sus obras de arte, reconocibles por todos al verlos en la gran pantalla.
Son los casos, por ejemplo, de la Sagrada Familia (Barcelona) o el Coliseo (Roma). En cualquier caso, Ciudades de cine nos muestra el porqué de que conozcamos esas ciudades y cómo han evolucionado hasta convertirse en lo que hoy ya conoce el imaginario colectivo.
Ciudades de cine nos muestra el porqué de que conozcamos esas ciudades y cómo han evolucionado hasta convertirse en lo que hoy ya conoce el imaginario colectivo
También aclara y hace recapacitar al lector sobre la existencia de tres tipos de ciudades. Empezando por la real, donde viven cientos y miles de personas; después, la reflejada en la gran pantalla, que simboliza bastante cómo mira esa ciudad el director y, por último, la ciudad que percibe el espectador, a veces muy diferente según qué casos.
Con esta reflexión se recuerda al espectador una vez más que lo que ve en la gran pantalla no es más que eso, una imagen que se ha ido transformando y que difiere bastante de la realidad (para bien o para mal).
El conjunto, perfectamente fundamentado gracias a una amplísima bibliografía internacional y numerosos ejemplos y fotografías en todos sus capítulos -aporta riqueza sustancial al texto- contiene tres apéndices incluidos en el tomo: “Las ciudades en la antigüedad”, “Las ciudades fantasma en el western” y “Las ciudades imaginarias”.
Un volumen muy útil y práctico, cuya lectura puede realizarse de manera polifórmica, otra virtud de sus autores. De este modo, puede consultarse para antes de hacer un viaje, después de reconocer una ciudad en una película o leerse de manera arbitraria, bien sea a través del interés que nos suscite alguna ciudad concreta o bien de un tirón, a gusto del lector. Además, todos sus escritores han conseguido desarrollar un lenguaje sencillo por lo que se hace muy fácil y ligera su lectura.
Todos sus escritores han conseguido desarrollar un lenguaje sencillo por lo que se hace muy fácil y ligera su lectura
En definitiva, Ciudades de cine es un libro imprescindible en cualquier estantería. Ya sea porque te gusta el cine, viajar, o simplemente porque tengas curiosidad cinematográfica el libro te va a encantar, también, porque cuenta muchas anécdotas de los rodajes, al margen de las populacheras.
Ciudades de cine, por fin, deja al espectador con ganas de otro tomo, de más ciudades y más razones de sus porqués. Estamos, pues, ante una gran obra cinematográfica para paladares inquietos, exigentes con la literatura, el cine y los viajes. ¡Un libro de estilo con pedigrí! ¡Enhorabuena por descubrirnos este oasis, qué digo, este vacío cultural y cinematográfico tan bien armado, como necesario y profundo!