¡Mis queridos palomiteros! Oscars 2019: ‘Green Book’ gana la película y Cuarón el director. Este es el titular principal que tenemos que recordar de la 91 gala de cine de los Oscar, celebrada hace pocas horas en Los Ángeles. Veamos los entresijos.
La ceremonia ha acusado cierta debilidad al no contar con un presentador, y esto ha marcado el tempo de una gala con poca chicha y alguna sorpresa pero, sobre todo, aburrida. Cuesta creer que tras 91 experiencias aún los modernos americanos no hayan encontrado una fórmula para agilizar una ceremonia, y que no sobrepase las tres horas y media de emisión.
Si a eso le añadimos la escasa profesionalidad de los comentaristas en España, especialmente la del guionista y actor Manuel Burke, apaga y vámonos. Resulta asombrosa la escasez de patrimonio cultural del conjunto sobre cine, que se detiene en hablar de naderías, en lugar de demostrar su conocimiento del medio.
Oscars 2019: ‘Green Book’, mejor película; Alfonso Cuarón, mejor director por su elaborada ‘Roma’
Y, al tiempo, la oportunidad de demostrar al respetable su habilidad con el dominio de los Premios Oscar, si no es de su trayectoria, de los premios de esta última ceremonia. Ha dejado mucho que desear y ha acentuado aún más el tedio que se desplegaba en Hollywood.
Una de las sorpresas de la ceremonia corrió a cargo del galardón al mejor corto de animación, que conquistaba el premio por primera vez. De hecho, era la primera vez que un corto alcanzaba una candidatura. Domee Shi y Becky Neiman-Cobb, son las responsables de Bao, que realizaron de la mano de Pixar.
Y, para mí, la otra sorpresa fue el Oscar a Olivia Colman por su trabajo en La favorita. Ciertamente, y aunque competían en categorías distintas por la misma película, Emma Stone o Rachel Weisz han realizado interpretaciones mejores que la galardonada.
Se apostaba ampliamente por Glenn Close y su impecable papel en La buena esposa. Actriz que, por cierto, ya ha sido candidata al premio en siete ocasiones y aún no ha sonado la campana. Va camino de Meryl Streep…
Con el Oscar a mejor película en lengua no inglesa y el de mejor director, Alfonso Cuarón y su Roma han recibido una de canal y una de arena
Por otro lado, la Academia americana no se ha mojado, o sólo ha chapoteado un poco, al no considerar Roma mejor película, de la que ha hemos hablado aquí. Con el Oscar a mejor película en lengua no inglesa y el de mejor director, Alfonso Cuarón y su Roma han recibido una de canal y una de arena.
Por lo visto, Hollywood aún no está preparado para productos como Roma, exhibido tanto en cines como en la plataforma on line Netflix. De haber cosechado el máximo galardón estaría abriendo la puerta a un mercado cinematográfico muy amplio, que a su vez supondría muchísima competencia. Bien, esperaremos, pero espero que no mucho. Los complejos hay que superarlos, amigos académicos.
Hollywood aún no está preparado para productos como Roma, exhibido tanto en cines como en la plataforma on line Netflix
También sería deseable que los presentadores de los premios no fueran tan cantosos. Por ejemplo, en el caso de Javier Bardem y Angela Bassett. ¿A quién le iban a dar el premio a la mejor película extranjera? ¿A Roma? ¿Por qué? ¿Bardem y Cuarón hablan el mismo idioma? Sí. ¿Y Guillermo del Toro y Cuarón? También. Es que el morbo se pierde.
Ha ocurrido otras veces. Por ejemplo, cuando en 1999, Penélope Cruz y Antonio Banderas presentaron este mismo galardón. Pedro Almodóvar era uno de los candidatos a recibir el Oscar. ¿Y qué pasó? Que lo ganó por Todo sobre mi madre, que es una grandísima película. Pero creo que se me entiende suficientemente.
Y hasta aquí los acontecimientos de una gala insulsa, muy predecible en premios, con algunos números musicales de pasada pero sin sketches de ninguna clase. Y todo eso aburre a un muerto. No creo ser el único en pensar lo mismo. Hasta el año que viene.
Os dejo con la relación de premiados.