¡Mis queridos palomiteros! Hoy es Sábado Santo: El cine de la Semana Santa alza la voz. El pasado jueves iniciábamos este miniserial sobre la presencia de Cristo en la gran pantalla (instauración de la Eucaristía) y que ayer, Viernes Santo, ampliamos con la muerte de Jesús. Hoy seguimos con la penúltima entrega, un día muy especial.
La Historia más grande jamás contada (The greatest story ever told, 1964), dirigida con estilo grandilocuente por George Stevens, fue una de las grandes superproducciones de Hollywood sobre la vida de Jesús, aunque para muchos no dejó de ser una más «de romanos».
El relato manipula con libertad los Evangelios, con la única finalidad de proporcionar el máximo de belleza estética y de espectacularidad posible. Estaba filmada para Cinerama. Contó con un interesante intérprete, el sueco Max von Sidow. El rodaje se llevó a cabo en Estados Unidos, en el desierto de Utah, y como curiosidad podemos destacar que John Wayne actuó como centurión romano.
Sábado Santo: El cine de la Semana Santa alza la voz
Aunque realizada con honestidad narrativa, con rigor cinematográfico y siguiendo con fidelidad el Evangelio, la película está más cerca del espectáculo que de la reflexión. No obstante, es un buen filme para iniciarse en el conocimiento de la vida de Jesús.
Fue Pier Paolo Pasolini, ateo y marxista, quien realizó la película sobre la vida de Jesús más cercana a la austeridad del evangelio. El evangelio según San Mateo (Il Vangelo secondo Matteo, 1964) se basó totalmente en el texto de Mateo y se rodó cámara en mano, en el mejor estilo del «cinema verité». La ambientación, entre medieval, bizantina y renacentista, es totalmente simbólica.
El personaje de Jesús lo interpretó un actor español sin experiencia, Enrique Irazoqui, estudiante en aquellos años. El Jesús de Pasolini es un Cristo «autentico, cercano, austero, con fuerza en la mirada y palabra de fuego impulsiva e interpelante para explicar a los hombres el mensaje del Reino que no tiene dilación… ». La cita corresponde al crítico de cine Eduardo Gil de Muro, que reflejó en el volumen De los valores del cine al cine de los valores).
Para entender a Pasolini tal vez sea interesante tener en cuenta estas manifestaciones, realizadas en 1961, antes de hacer la película: «Yo soy anticlerical (¡no temo decirlo!), pero sé que dentro de mí hay dos mil años de cristianismo: con mis antepasados edifiqué las iglesias románicas, luego las iglesias góticas, y luego las iglesias barrocas; su contenido y su estilo forman parte de mi patrimonio. Estaría loco si negase esta fuerza potente que está dentro de mí, si les dejase a los curas el monopolio del Bien».
El evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, estuvo protagonizada por el actor español, y sin experiencia, Enrique Irazoqui
Una película que obtuvo el aplauso del público y el rechazo del integrismo cristiano, aunque las autoridades eclesiásticas le dieron su aprobación en 1973, fue Jesucristo Superstar, de Norman Jewison, musical a ritmo de rock, basado en la homónima obra teatral de Andrew Lloyd Webber, que provenía de Broadway.
Se hizo con carácter recreativo y con interpretación libre de textos, lugares y situaciones, pero en países de represión religiosa cristiana se convirtió en un canto de liberación. Versa sobre los últimos momentos de la vida de Jesús, y lo muestra joven, poderoso y atractivo, en un intento de llegar a la juventud de la época. Otra obra importada al cine desde el musical fue Godspell, poco lograda cinematográficamente.
En 1972, en Polonia, desde una postura laica, Andrej Wajda (Katyn, 2007), filmó Pilatos y los demás (Pilatus und andere), por encargo de la televisión alemana. En 1973, José Luis Sáenz de Heredia hizo Proceso a Jesús.
Una interesante reflexión, en una película menor, en la que un grupo de sefarditas, que no se resigna a aceptar el hecho de que la historia considere al pueblo judío, como causante de la muerte de Jesús, decide representar el Proceso a Jesús de cara al público. El objetivo que persiguen es aclarar si estuvo justificado condenar a Jesucristo.