¡Mis queridos palomiteros! Algunas sugerencias para desarrollar un buen cineforum. Estos días, donde todos estamos en nuestras casas pasando la cuarentena, a causa del coronavirus, son una ocasión excepcional para tener la mente entretenida.
Son muchas las propuestas culturales, tanto teatrales como cinematográficas, que circulan con velocidad por las redes sociales. Mi granito de arena, en ese sentido, ahora va ligado a lo segundo. Porque el cine no es sólo espectáculo. Por encima de todo es arte. Con él podemos reflexionar sobre la realidad lo que han ido vertiendo en sus filmes los grandes maestros del cine. Por ello, os propongo la realización de un cineforum, a partir de una serie de pautas generales:
- Desarrollar un sano ejercicio crítico, abriendo la puerta al campo del pensamiento.
- Despertar la sensibilidad ante temas candentes de la sociedad actual desde una perspectiva abierta, fomentando el debate y potenciando la creatividad entre los niños y los jóvenes.
- Enseñar a mirar la vida desde la perspectiva que ofrece cada película, ayudando a descubrir la importancia del cine para la propia formación integral.
- Mostrar la importancia de los elementos formales: guión, interpretación, música, fotografía, adaptación de obras u otro tipo de cuestiones vinculadas al fenómeno cinematográfico: doblajes, versiones subtituladas o corrientes cinematográficas para abrir espacios de formación cultural.
- Descubrir el mundo de los valores.
Algunas sugerencias para desarrollar un buen cineforum
De entre la ingente cantidad de títulos que podrían comentarse a este respecto, os ofrezco una visión somera, pero suficientemente representativa, sobre dos de ellos; uno para niños (Buscando a Nemo, Andrew Stanton, 2003) y otro para adultos (A propósito de Henry, Mike Nichols, 1991).
La epopeya de Marlin, en Buscando a Nemo, es la gran aventura del amor de un padre, que asume el proceso educativo de su hijo, le protege de todos los peligros, le acompaña, vela por él, sufre con sus problemas, nunca se cansa de amarle, esperarle y buscarle.
Por eso no sólo es una película que prepara a los niños para que desde muy pequeños valoren el amor de sus padres hacia ellos. Puesto que lo importante es que caigan en la cuenta de lo afortunados que son de tener un padre y una madre que les quieren tanto, que se ocupan generosamente de ellos y los cuidan con cariño.
Buscando a Nemo puede perfectamente ser un buen instrumento para iniciar al Niño en el conocimiento de Dios
Además, Buscando a Nemo puede perfectamente ser un buen instrumento para iniciar al Niño en el conocimiento de Dios —el padre bueno que le ha creado por amor, lo cuida y se preocupa de él—, y comprender que nuestras debilidades humanas, también las suyas de niño pequeño, son ofensas a Dios, pero que Él nunca se cansa, siempre está dispuesto a velar por el hombre y a protegerlo. El amor de Dios Padre bueno nunca falla.
En ese sentido, Buscando a Nemo cumple ampliamente dos grandes objetivos en la formación de los niños: por una parte se les abre a la flexibilidad, a la docilidad y al agradecimiento hacia sus padres y, por otra, se les inicia en la admiración, la relación personal y el agradecimiento hacia Dios, paradigma de amor paterno.
Del filme de Mike Nichols, A propósito de Henry, se puede decir que en una época de fuerte competitividad como la nuestra, de primacía del hedonismo sobre el amor oblativo, y de búsqueda de la fama y las ganancias materiales sin el esfuerzo del trabajo creativo, el análisis de esta película puede ser de gran provecho para la formación humana de los jóvenes-adultos.
En esencia, la cinta cuenta que, a causa de una lesión cerebral, debida a los disparos que ha descerrajado un atracador sobre el soberbio abogado, Henry Turner, el hombre pierde la memoria y no puede hablar ni moverse. Esta circunstancia le brinda una segunda oportunidad para cambiar su rol de letrado engreído y egoísta.
Con A propósito de Henry certificamos que si nuestra vida se vacía de sentido, porque no orientamos nuestras acciones hacia el ideal auténtico, nos desequilibramos
A través de esta historia, jóvenes y adultos comprenden que el “ideal” auténtico de la vida humana consiste en crear formas elevadas de unidad, es decir, encuentros valiosos. Sólo esto confiere pleno sentido a nuestra existencia. Y no hay nada más importante que dotar de sentido a lo que somos y hacemos. Si nuestra vida se vacía de sentido, porque no orientamos nuestras acciones hacia el ideal auténtico, nos desequilibramos y nos condenamos a la soledad y el vacío interior.
Con ello, ponemos unas bases muy sólidas para que aprendan a tomar las realidades en todo su alcance y en toda su calidad, y a adoptar una actitud de apertura generosa que les permita crear formas de unidad muy valiosas. De este modo, los orientamos hacia su plenitud como personas.
Y, por favor, quédate en casa.