¡Mis queridos palomiteros! ‘El otro lado de la esperanza’: Aki Kaurismäki, entre la desolación y la nada. Laureada película del director y guionista finlandés –Oso de Plata en Berlín 2017 al mejor director-, y segunda entrega de una trilogía sobre el drama de los inmigrantes, tras la multipremiada El Havre (2011).
En la capital finlandesa, Helsinki, las vidas de dos olvidados de la sociedad se encuentran.
Por un lado está Wikhström, un hombre de cincuenta años que, cansado de su monótona vida, decide abrir un restaurante y así cumplir uno de sus sueños. Para Wikhström no es fácil, pero el hecho de cambiar su vida, en una edad en la que parece que todo está hecho, resulta emocionante.
‘El otro lado de la esperanza’: Aki Kaurismäki, entre la desolación y la nada
Por otro lado está Khaled, un joven refugiado sirio que ha huido de su país, aterrorizado por la guerra que se libra en Siria y por la matanza del ISIS. Khaled ha llegado a Helsinki por pura casualidad pero es su intención quedarse para tener una oportunidad en la vida.
Lamentablemente, su solicitud de asilo es rechazada y, en teoría, debe abandonar el país. Sin embargo, el joven decide quedarse igualmente, teme morir si es deportado. Una tarde, Wikhström se encuentra a Khaled en la puerta de su restaurante. Pese a no tener mucho, decide ofrecerle su ayuda.
Kaurismäki, de 63 años, se centra en uno de los temas más controvertidos y delicados de la política internacional -los refugiados sirios- en un ejercicio que se sirve del humor seco, fino, para remover conciencias al poner al espectador frente a las contradicciones del sistema, asunto que afronta Fortuna, drama del suizo Germinal Roaux.
Y es que la historia habla de esperanza sin pretensión. El finlandés acierta a dibujar, entre el pánico y el silencio, la desolación de la condición humana. Sus personajes -actores habituales del cineasta- se mueven a tientas en un universo tan reconocible en su tristeza que se diría único, a caballo entre la desesperación y la nada.
Y, sin embargo, el cine de Kaurismäki no ofrece temas nuevos, pero al tiempo tampoco resulta previsible y es capaz de integrar y desarrollar en un asunto tan espinoso una trama de una sencillez conmovedora. Alucinante.
