¡Mis queridos palomiteros! ‘Los últimos años del artista: Afterimage’: Wajda dice no al comunismo. Nos hallamos ante el primer trabajo póstumo del nonagenario y oscarizado cineasta polaco, estrenado 23 días después de su muerte, hace cuatro años.
El filme recoge el retrato de uno de los artistas plásticos favoritos del realizador, Wladyslaw Strzeminski, una de las principales figuras de la pintura de vanguardia durante la primera mitad del siglo XX en Polonia, ayudante del destacado pintor ruso Malevitch, y autor de la teoría artística del unismo.
La película de Wajda es un reflejo de la lucha del artista contra los poderes comunistas que poco a poco le van privando de todos sus derechos. Como Strzeminski no quiere aceptar el nuevo programa estético impuesto a los artistas y a los profesores de arte, el realismo socialista, es expulsado de la escuela superior de artes plásticas de Łódź, donde enseñaba historia del arte.
Humillado, sin dinero ni los cupones alimentarios que le proporcionaban la escuela y la asociación, el pintor cae en la miseria. Discapacitado y gravemente enfermo, Strzeminski tendrá un final trágico.
‘Los últimos años del artista: Afterimage’: Wajda dice no al comunismo
El filme, biográfico y lineal resulta algo complejo. Se ha estado gestando durante más de 20 años y es, en síntesis, un delicado bosquejo del personaje de la hija pequeña de Strzeminski, de la relación amistosa del pintor con el prestigioso poeta polaco Julian Przybos y de la lucha llevada a cabo por un pequeño grupo de fieles estudiantes que se pusieron de parte de Strzeminski.
Por otro lado, la cinta es dura con la censura, y su vez bella y con una poética representación del estado de ánimo de su país, pero sorprendente se mire por donde se mire: desde los usos dramáticos de la iluminación, hasta los hermosos planos generales a los paisajes y pinturas, esta es una reflexión sobre un pasado político y cultural que la historia se ha encargado de enterrar.
Además, si tenemos en cuenta que el padre de Wajda fue asesinado por el régimen soviético en el bosque de Katyn, y que la película se ambienta en la misma época en que transcurre, Afterimage es también un homenaje a la memoria de su progenitor.
Por su parte, las interpretaciones son muy buenas (Daniel Olbrychski brilla en el papel principal) y la fotografía gris de Pawel Edelman (El pianista) resulta impecable. Una ocasión única de revivir al mejor Wajda.