¡Mis queridos palomiteros! ‘Hasta el último hombre’: Hiperrealista drama bélico sobre el héroe actual. DeA Planeta distribuyó en cines españoles, hace casi cuatro años, la oscarizada Hasta el último hombre, drama bélico inspirado en hechos reales y dirigido por el prestigioso actor y director estadounidense de 60 años, Mel Gibson (La pasión de Cristo).
La película se ambienta en Japón en 1945. Desmond Doss (Andrew Garfield), un hombre contrario a la violencia y de fuertes creencias religiosas, se alista en el ejército de EE.UU. para servir como médico de guerra en plena II Guerra Mundial.
Tras luchar contra todo el estamento militar, enfrentarse a un juicio militar por su negativa a coger un rifle y lograr su objetivo, le envían a servir como médico al frente japonés.
A pesar de que su batallón lo recibe con recelo durante la salvaje toma de Okinawa, Desmond demuestra su valía al salvar del campo de batalla a 75 hombres heridos. De ese modo, consigue el respeto de los compañeros soldados y se convierte en el primer objetor de conciencia que recibió una medalla de honor de la mano del presidente americano Harry S. Truman.
Tras el éxito de Apocalypto, el ganador del Oscar al Mejor Director por Braveheart vuelve a los temas que le han motivado a nivel profesional y personal durante toda su vida; nunca ha sido sutil, pero es sin duda eficaz cuando se trata de entregar un mensaje sincero, donde va directamente al grano, como en otro tiempo hizo el desaparecido Andrzej Wajda con su implacable Katyn.
‘Hasta el último hombre’: Hiperrealista drama bélico sobre el héroe actual
Por su parte, el tono del filme, como su puesta de escena y ambientación, es hiperrealista, semejante al de Salvar al soldado Ryan. Además, Hasta el último hombre cuenta con un muy buen guión, la película está muy bien estructurada, además de que entretiene, es edificante e incluso da muestras de lo que es un héroe auténtico.
Y todo ello porque Gibson es un buen director de actores, exhibe una cinta estilizada, de personajes bien dibujados, narrativamente muy clara y muy bien planteada sin follones alternativos donde la fe se utiliza como elemento demoledor de conciencias deformadas.
¿A quién se lo ocurre adentrarse en el campo de batalla sin disparar una sola bala y no causar baja? Utilísima historia para reflexionar sobre nuestra actitud ante la vida.
