¡Mis queridos palomiteros! ‘Cuenta atrás’: Fred Cavayé triunfa con este thriller de inusitado realismo. Hace ocho años llegaba las salas de cine españolas el segundo largometraje del cineasta francés –en el que que confirmaba su talento para el thriller-, aunque presentaba un filme demasiado violento y un guión algo endeble.
Fred Cavayé (Le jeu, 2018), con experiencia en cortometrajes (J, 2000; Chedope, 2001 y 2004 À l’arraché), debutó en el largo con otro trabajo del mismo género, Pour elle (2008), que como en Cuenta atrás volvía a poner en situaciones límite a personajes corrientes donde también contaba con un reparto prometedor.
Sin saber muy bien por qué, À bout Portant, título original de este thriller de suspense -al estilo de la francesa Conexión Marsella– se ha comercializado en los países de habla hispana como Cuenta atrás, resultado bastante anodino con el que los publicistas se han roto la cabeza.
‘Cuenta atrás’: Fred Cavayé triunfa con este thriller de inusitado realismo
El filme narra la historia de Samuel y Nadia, una pareja que vive feliz en París. Él trabaja de enfermero y juntos esperan su primer hijo. Pero todo cambia cuando una noche Samuel descubre en su hospital que a un paciente vigilado por la policía alguien le ha cortado el tubo de respiración que le mantiene con vida.
Después, Nadia es secuestrada bajo la mirada impotente de su marido. Para salvar a su esposa, Samuel deberá ayudar a escapar del hospital a ese paciente. Y a partir de ese momento, empezará su particular cuenta atrás.
A pesar de que cuenta con un guión típico y que por ello no existe, en general, trama que no se resienta a comparaciones ulteriores sobre filmes del género cuando se recurre al elemento casuístico, y de que la historia despliegue un amplio abanico violencia desproporcionada, Cuenta atrás, instalada dentro de la estética hollywoodiense y los cánones del cine comercial, resulta un acertado y entretenido thriller de acción de inusitado realismo.
El estilo fresco y directo de Cavayé se acentúa cuando decide dejar al espectador tensionado
Gracias a su efectista diseño de fotografía gélida o de la minuciosa descripción de ambientes callejeros –que aporta los elementos clásicos del género, incluido el cine negro-, la cinta posee un ritmo trepidante, una buena factura técnica y no se abusa en su puesta en escena posmoderna de los planos videocliperos, tan habituales en las producciones al uso.
El estilo fresco y directo de Cavayé se acentúa cuando decide dejar al espectador tensionado y expectante al no saber qué va a suceder en la escena siguiente a consecuencia de los giros inesperados en la narración. Buena prueba de ello son las apariciones de policías corruptos o héroes inesperados.
Elena Anaya, suena y actúa mejor en medio francés que en perfecto español castizo
Además, Cavayé es también un excelente director de actores. Tanto Gilles Lellouche (transformado sin quererlo en el Jason Bourne inglés) como Roschdy Zem demuestran su enorme capacidad para llevar el peso de la película. La prueba definitiva es que la ganadora de un Goya por La piel que habito, Elena Anaya, suena y actúa mejor en medio francés que en perfecto español castizo.
Fred Cavayé, pues, se supera a sí mismo y expresa el buen estado de salud del cine francés.