‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc
Blog: Palomitas de Maíz

‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con un inmenso Pedro Casablanc

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¡Mis queridos palomiteros! ‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc. Casi en el epílogo del Año Galdós, la Sala Negra de los citados teatros acoge hasta el 4 de enero un espectáculo que trasciende la pureza propia que posee el teatro.

‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc

Tal éxito corresponde al prestigioso Juan Carlos Pérez de la Fuente (Óscar o la felicidad de existir, 2018), designado por la Comunidad de Madrid Director Artístico del Año Galdós, con motivo del centenario de la muerte del escritor canario. Pérez de la Fuente -responsable también de la escenografía- es una de las tres grandes figuras que dan lustre a Torquemada, junto al jaleado autor Ignacio García May (Alesio, una comedia de tiempos pasados o bululú y medio, 1987) y el camaleónico actor Pedro Casablanc (Hamelin, 2006).

El montaje que Pérez de la Fuente dirige, con pulso y determinación, resulta arriesgado por la dificultad que entraña sintetizar la tetralogía sobre el personaje de Torquemada (ya sabéis, ese prestamista que ejerciendo la usura prospera en el Madrid isabelino). Se arma a partir de Torquemada en la hoguera (1889)  (enmarcado aún dentro del “ciclo de la materia”), Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894) y Torquemada y San Pedro (1895), escritas en el contexto del “ciclo espiritualista”. Todo ello representaba un hándicap para Ignacio García May, dado que estas historias de Benito Pérez Galdós rondan las 800 páginas.

‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc

Sin embargo, el joven dramaturgo confecciona con éxito un texto para ser declamado, en formato de monólogo, más o menos en 90 minutos, donde da repuesta a todas las inquietudes que destilaban aquellas letras, que recogen la esencia, el espíritu de la literatura del siglo XIX, como hizo el francés Víctor Hugo en sus trabajos.

O dicho de otro modo: no hay nada que sobre ni hay nada que se eche en falta. Se trata de un discurso muy rico, muy lúcido, con un acabado formal bien trazado, donde aflora la preocupación de Galdós por la miseria económica y moral del país. Cuenta con una arquitectura dramática bien estructurada, cuya selección de personajes resulta auténtica, suficiente y eficaz.

‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc

No menos interesante es su propuesta escenográfica. Pérez de la Fuente siempre va de menos a más. Y siempre logra muy buenos resultados. En el caso de Torquemada, ha dispuesto a pie de escenario, tanto a derecha como a izquierda del espectador, cuatro letreros largos, colocados en posición horizontal y bien iluminados, que resitúan la escena al respetable. Se activan alternativamente poniendo el foco en cada una de las novelas de la tetralogía. Bien está. Sin efectismos que despisten la narración.

Torquemada es un espectáculo que trasciende la pureza propia que posee el teatro

Por otro lado, al centro del escenario, se insertado un amplio mosaico traslúcido, en formato de biombo, cuajado de símbolos e ilustraciones en relación con las andanzas de nuestro protagonista. Atravesado a su mitad puede leerse en vertical un cartel con las letras Torquemada, en mayúsculas y con luces de neón, cuya iluminación cambia de color en función de los acontecimientos.

Es el termómetro que mide el estado de ánimo de cada acción. Y para añadir aún más profundidad de campo que dé volumen al relato, tras el biombo se ha instalado en horizontal, y a media altura en el foro, un serial de imágenes sobre el Madrid galdosiano de la época. De hecho, la ambientación y la atmósfera resultantes quedan muy logradas gracias al hábil manejo de la luz, de la cual es responsable José Manuel Guerra, o del espacio sonoro, a menudo tintineante, como de campanillas, por el que responde Tuti Fernández.

‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc

Pedro Casablanc se entrega hasta la extenuación en cada uno de los personajes a los que da vida

Naturalmente, para que funcionasen todos los elementos antedichos había que contar con un actor al nivel de la expectativa. Que fuera afín a la idiosincrasia del personaje y que fuera capaz de transformarse tantas veces como sean necesarias, sin abandonar el escenario, dado que los cambios de vestuario acontecen ante los ojos del público. Y se hizo diana.

Pedro Casablanc se entrega hasta la extenuación en cada uno de los personajes a los que da vida (el actor, la tía Roma, Valentinito, los Águila -Rafael, Cruz y Fidela-, misionero Gamborena, Francisco Torquemada). Si hay que cambiar la voz, la cambia, si tiene que encarnar a una mujer, que su voz y movimientos sean los de una mujer. Si la ceguera es una de las características de un personaje, que aparezca el ciego… Y sí. Allí siempre estaba Casablanc, haciendo suyos cada uno de los papeles adjudicados.

José Luis Panero y Pedro Casablanc | ‘Torquemada’ arrasa en los Teatros del Canal con el gran Pedro Casablanc

El jaleado actor se mueve por toda la escena para dar amplitud a su personaje. Incluso deambula por detrás del biombo, creando un nuevo lenguaje plástico que le da aún más fuerza. A Casablanc todo le sirve. Se pone una toquilla y se convierte en una ancianita rebelde, hasta mengua su estatura. O aparece erguido y lleno de sí mismo cuando es privado de la vista. No digamos cuando el usurero más conocido de la literatura universal toma la palabra para cerrar el espectáculo. Un espectáculo, por cierto, a ratos emocionante, a ratos divertido, pero siempre rítmico.

Excelente y vibrante trabajo de Pérez de la Fuente, que certifica su calidad como director de escena

Seguramente Casablanc haya nacido para ser un gran actor de teatro. Lo demuestra con creces en los citados 90 minutos de este intenso monólogo. Ojo, no es un soliloquio. No son todos esos minutos encarnando un sólo personaje. Lo que sí está claro es que con Torquemada está inmenso, impecable. Probablemente este sea un trabajo que dé mucho que hablar de él y por mucho tiempo: los encuentros y desencuentros entre los personajes son de una belleza abrumadora.

Así las cosas, nos hallamos ante otro excelente y vibrante trabajo de Pérez de la Fuente, que certifica su calidad como director de escena, además de sus cualidades como director de actores. Un aplauso también para Galdós.