¡Mis queridos palomiteros! ‘Las dos en punto’: Las hermanas gallegas llegan al Teatro Español. El pasado jueves, 22 de los corrientes, las Naves del Teatro Español de Madrid acogían el estreno de Las dos en punto, sentido y sincero homenaje a las hermanas gallegas Coralia y Maruxa Fandiño Ricart -enseguida se convirtieron en un símbolo de resistencia ante la opresión a todos los niveles-, las más populares de la posguerra franquista, cuya existencia ya había sido reflejada en la novela Cartas a las dos en punto, de Francisco Martín Moreno, y en el documental Coralia e Maruxa, as irmás Fandiño, de Xosé Rivadulla Corcón.
Por cierto, hoy a las 20.25 horas se celebrará un encuentro con el público en la Sala Fernando Arrabal, nave 11. Estará presidido por la escritora Espido Freire y contará con la presencia de Natalia Menéndez, directora del Teatro Español, y las dos protagonistas de la función, Mona Martínez y Carmen Barrantes.
Basado en hechos reales, el montaje que nos ocupa -coproducción entre el Teatro Español y Octubre Producciones– desarrolla con ritmo, sencillez y grandes diálogos una propuesta histórica excelente, de tono y ambientación clásicas, tanto en su forma como en su fondo -cuenta con un equipo técnico de fábula-, que sintetiza con claridad meridiana las vidas de estas dos alegres mujeres.
‘Las dos en punto’: Las hermanas gallegas llegan al Teatro Español
Para la ocasión, la pieza dramática se apoya en tres espacios bien definidos. Uno de ellos está en relación con el foro. Ocasionalmente, el drama justifica parte del contexto argumental a través de vídeo proyecciones que ocupan toda su parte superior, por lo cual responde Álvaro Luna. Y en su parte inferior, un horizonte de prendas recorre de lado a lado esa parte de la escena.
Cada vez más, y cada vez con mejores resultados, se integra este componente audiovisual en los espacios de acción, sin que por ello quede desnaturalizada la pureza del teatro. El resto del espacio escénico se completa en el proscenio. Para ello se ha dispuesto de una estrecha y muy larga plataforma móvil rectangular, por donde también deambulan los personajes. Por todo ello, y por el vestuario, responde Elisa Sanz. Gran trabajo de Jaime Llorens con el diseño de iluminación y afinado espacio sonoro que gestionan Ana Villa y Juanjo Malvorisco.
En el subtexto de la historia, Coralia y Maruxa fueron hijas de un zapatero, formaban parte de una familia obrera de once hermanos, tres de los cuales integraban el movimiento anarquista de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Con el estallido de la guerra, uno de ellos fue asesinado y los otros dos consiguieron huir. La pesadilla de estas dos hermanas comenzó cuando los falangistas trataron de utilizar a la familia para averiguar el paradero de ambos.
Mona Martínez y Carmen Barrantes han vuelto a desplegar todo su talento y, otra vez, quedan acreditadas como actrices de cabecera
La pieza teatral arranca cuando Coralia y Maruxa, todos los días a las dos en punto de la tarde se lanzaban a la Alameda sin que ninguna circunstancia pudiera con ellas. Sin quererlo, fueron las encargadas de llenar Santiago de Compostela de color y sonrisas con las ropas y pinturas más llamativas posibles, con lo que eso representaba en aquella época.
Lo que empezó siendo un paseo de muchachas adolescentes para presumir, sentirse admiradas y miradas, acabó convirtiéndose en el único momento del día en el que podían ser ellas mismas, cuando podían rebelarse contra la dura vida que tenían enfrente. Incluso cuando las arrugas ya se habían instalado en sus cuerpos.
Se aprecia el complicado ejercicio de síntesis que ha resuelto con éxito, elegancia y rigor Esther F. Carrodeguas
En unos tiempos difíciles, eso era lo único que les quedaba, salir a la calle. Y de esa manera podían mitigar su sino. Se disfrazan de otros ‘yoes’, pero sin restarle un ápice a todas las vicisitudes que las unían como las hermanas que fueron. La familia, el refugio que nunca falla, siempre está presente en el relato. Unas veces en formato de comedia y otras en formato de doloroso drama, en su conjunto Las dos en punto resulta un trabajo redondo.
Se aprecia el complicado ejercicio de síntesis que ha resuelto con éxito, elegancia y rigor Esther F. Carrodeguas, autora del libreto, para dar a conocer este episodio que deja al descubierto la herida de la guerra, el hambre, la pobreza, el rechazo social y las desigualdades morales, que no consiguieron reventar el optimismo que caracterizó a nuestras protagonistas. La locura, a menudo, es la vía de escape mejor.
Bravo, y tres veces bravo, a sus dos intérpretes protagonistas que les dan vida, Mona Martínez y Carmen Barrantes por su esforzado y ejemplar trabajo actoral. Otra vez han vuelto a desplegar todo su talento y, otra vez, quedan acreditadas como actrices de cabecera. ¡No dejéis de ir al teatro para revivir la Historia de España a lo grande!