¡Mis queridos palomiteros! ‘La gota de sangre’: Precioso homenaje teatral a doña Emilia Pardo Bazán. El prestigioso director teatral, Juan Carlos Pérez de la Fuente, cosecha otro gran éxito en los Teatros del Canal con su adaptación del texto poco conocido, pero con mucha enjundia, de la novelista coruñesa Emilia Pardo Bazán, La gota de sangre, con motivo del centenario de su fallecimiento. Un trabajo muy difícil resuelto con la sabiduría que caracteriza al afamado director.
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Se trata de una narración complicada de clasificar. Tal vez tenga que ver con un cruce de caminos -visual y emocional-, que parte de la idea reconocida de doña Emilia -hasta en tres ocasiones se le negó su entrada en la Real Academia Española de la Lengua- de que no le satisfacía la actitud del detective de ficción, Sherlock Holmes, creado en 1887 por el escritor británico Arthur Conan Doyle.
‘La gota de sangre’: Precioso homenaje teatral a doña Emilia Pardo Bazán
Del investigador decía que siempre era muy perfecto y siempre lo sabía todo. Por tanto, ella reclamaba un personaje más imperfecto, más humano, más contradictorio. Y, por fin, Pérez de la Fuente ha hecho justicia a sus palabras con todo merecimiento.
Así las cosas, De la Fuente actualiza su literatura con gran ingenio y gran creatividad, es decir, con algo más que talento e inteligencia. Riesgo compartido con el autor del libreto, el afamado dramaturgo Ignacio García May, que traslada la esencia narrativa a modos más rompedores y reflexivos, y que se completa con las inolvidables interpretaciones de un inmenso Gary Piquer.
El popular actor da vida al despistado detective Ignacio Selva y la todoterreno Roser Pujol, que encarna a Chulita Ferna, al doctor, al sereno, al juez, la cupletista y a Andrés Ariza nos regala, además, desternillantes y trabajados números musicales en directo. Una actriz de raza hecha y derecha.
De la Fuente actualiza su literatura con gran ingenio y gran creatividad, es decir, con algo más que talento e inteligencia
Otro reconocimiento muy especial es para el apartado técnico, tanto en su espacio sonoro como en su espacio escénico, a partir de una puesta en escena sobria, pero suficiente y eficaz -gran recreación simbólica, cuya tarima sirve tanto de consulta médica como de juzgado- que redondean el sentido y significado de la historia, que comparte mimbres con Torquemada, otra exitosa propuesta de Pérez de la Fuente que sigue de gira por España con el gran Pedro Casablanc.
Nos hallamos, pues, ante un excelente trabajo de sabia arquitectura dramática, bien de ritmo, de marcada personalidad y que vuelve a recordarnos por qué Pérez de la Fuente sigue convirtiendo en oro todo lo que toca.
Un dechado de virtudes para los amantes del teatro y la literatura en el Madrid de 1911, que puede verse hasta el 19 de diciembre en los Teatros del Canal. ¡Algo más que mágico!