‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro
Blog: Palomitas de Maíz

Juan Mayorga y Alfredo Sanzol, en estado de ebullición y gracia, ponen en pie a ‘El Golem’, el mito de la criatura de barro

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¡Mis queridos palomiteros! ‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro. El Centro Dramático Nacional exhibe hasta el 17 de abril El Golem, primer encuentro entre los afamados Juan Mayorga (Silencio, La lengua en pedazos), autor del libreto, y Alfredo Sanzol (El bar que se tragó a todos los españoles, La valentía), director de la pieza teatral. Un dueto de dos grandes del teatro español donde se constata que se han entendido a la perfección.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Por ello han trasladado al respetable un espectáculo de gran elegancia y de un grandísimo nivel, tanto artístico como técnico. Principalmente porque con el texto en la mano Sanzol acentúa con precisión de relojería las virtudes de la habitual e impecable literatura de Mayorga: sabe cómo entrar en su mundo y cocinarlo a fuego lento.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Un asunto que no siempre ha funcionado, cuando, por ejemplo, un director de teatro desnaturaliza la esencia de una dramaturgia ajena. En este sentido, ya se pronunció Mayorga al respecto en su elegante trabajo teatral El crítico, donde narra las vicisitudes del ejemplo antedicho. Volvamos a El Golem.

La obra toma como punto de partida argumental el colapso del sistema de sanidad público. Como muchos otros pacientes en todo el país, Ismael (Elías González), que sufre una rara enfermedad, está a punto de verse obligado a abandonar el hospital en el que lo están tratando.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Sucede entonces que Felicia (Vicky Luengo), su joven esposa -no tiene buena cara y lleva días durmiendo en el coche- recibe de la críptica Salinas (Elena González), empleada del hospital -a la postre traductora- una inesperada propuesta: Ismael conservará su cama y seguirá recibiendo tratamiento si ella memoriza unas cuantas palabras en un orden concreto.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Parece, en principio, una tarea sencilla de cumplir. El libro que porta Salinas es de cuentos y está escrito en una lengua extraña. Sin embargo, día a día, Felicia percibirá que, conforme haga suyas las palabras de ese texto de otro cuerpo, su memoria comenzará a estar habitada por recuerdos de otro.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

No se sabe quién es el autor de esas letras. Pero algo dentro de ella -en sus sueños, en su imaginación y en su voluntad- se irá transformando. Todo ese minucioso proceso vital, tanto físico como emocional, es lo más enriquecedor de este vibrante montaje.

¿Sanzol y Mayorga? Puro estado de ebullición y gracia

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Quien conozca un poco el universo de Mayorga reconocerá enseguida los elementos básicos de su dramaturgia, que ocasionalmente incluyen puntuales referencias personales o de otros trabajos suyos.

No en vano, podríamos decircomo hacemos al hablar de Lorca y de la trilogía sobre la mujer (Yerma, Bodas de Sangre y La Casa de Bernarda Alba)- que existe una conexión íntima entre otras tres grandes historias, Silencio, La lengua en pedazos y El Golem, dado que en el mundo en que vivimos estamos gobernados por palabras y también  por silencios, en alusión a lo que dice un personaje de El Golem: “somos seres ocupados por palabras”. Son solo gestos que ponen de manifiesto el amor de Mayorga por jugar con las palabras. Porque de eso va El Golem. De jugar. Y de jugar con las palabras. ¿Pero quién o qué es El Golem?

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Una de las primeras referencias halladas tiene que ver con el poema homónimo del escritor argentino Jorge Luis Borges. En él cita a Crátilo -un diálogo escrito por Platón-, cuyo tema principal versa sobre la manera que tienen de relacionarse las palabras y su significado. Con El Golem de Mayorga ocurre lo mismo.

Si acaso tratado en formato hitchcokiano, a modo de gran thriller, donde como ya hemos dicho un personaje está obligado a devorar las palabras de otro. Un asunto escandaloso cuando lo que está en juego es salvar la vida del otro yo, de mi mitad, de aquella persona con la que comparto mi existencia. O dicho de otro modo: de asumir que si no aceptamos esta realidad -al más puro estilo de Gregorio Samsa– estamos perdidos.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Por otro lado, Mayorga parte del mito del Golem. Se trata de la historia de ese hombre de barro creado para salvar al pueblo judío que popularizó en 1915 el escritor austríaco Gustav Meyrink en su primera novela, clásico de la literatura fantástica, y que ese año la llevarían al cine, con título homónimo, los alemanes Paul Wegener y Henrik Galeen, si bien es cierto que como de ella solo se conservan algunos fragmentos, en 1920 Paul Wegener realizó un remake.

Además, en el Golem de Mayorga se sienten ecos de su Hamelin (2005) por su poderosa denuncia social y más especialmente de Himmelweg (2003), fábula del pasado, también interpretada por tres personajes, que habla de la actualidad y reflexiona sobre cómo las mentes son moldeadas a conveniencia de los estamentos de poder.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

Juan Mayorga, director artístico de La Abadía desde hace un mes, escribió El Golem en 2015, pero durante el confinamiento percibió que muchas personas quedaron desatendidas de ciertos cuidados que damos por hechos. Así las cosas, lo reescribió para darle un acabado más ajustado a la realidad. Después se lo envió a Sanzol, por cierto director del CDN, le gustó y además le dijo que deseaba dirigirlo y estrenarlo en el María Guerrero.

‘El Golem’: Mayorga y Sanzol ponen en pie al mito de la criatura de barro

La distopía está servida. La atmósfera resulta asfixiante, el laberinto visual y emocional se hace patente en su personaje principal, entre otros hallazgos… Mayorga y Sanzol han conseguido que el terror, el horror y todo lo que rodea al mundo sobrenatural cobre vida sin un ápice de violencia. La experiencia se aproxima a la bajada a los infiernos, al estilo de Dante, pero solo empleando palabras. Como puntualiza un personaje: “El paraíso está en el sótano”.

Vicky Luengo está radiante, su trabajo es apasionante y bien puede ganarse una merecida candidatura a los Premios Max

Digamos que El Golem de Mayorga goza de una arquitectura dramática bien engrasada. Aunque densa y exenta de humor es uno de los trabajos más oscuros, bellos e intensos del afamado dramaturgo y académico, cargado de símbolos que significan y resignifican las actitudes de cada uno de sus personajes, asunto que ya se preludia desde su puesta en escena: todo es negro, el telón, el suelo, las paredes, los bastidores. Incluso el tono del vestuario de los personajes es así. Nada está dispuesto al azar. Nada se resiente. Sanzol, con gran sabiduría, ha conseguido imprimirle ritmo el drama, por cierto muy bien ajustado en su tempo.

Imagen del montaje con Vicky Luengo y Elena González

En cuanto al diseño escenográfico, a cargo de Alejandro Andújar, podemos señalar que los módulos móviles que trasladan otros cuatro actores (Andrés Bernal, Cecilia Galán, Leonora Lax y Kevin de la Rosa), y que sirven para hacer y deshacer escenas -otro mérito de alta creatividad- son traslúcidos.

En cuanto al trabajo con la muy importante iluminación responde Pedro Yagüe, quien ha optado por dotarla de color neón. Además se ve potenciada cuando se baja el techo del peine al máximo. Todo ello funciona de modo armonioso, como si Sanzol hubiese previsto una gran coreografía con todos estos elementos. ¿El resultado global? Creaciones estéticas deslumbrantes.

En cuanto al apartado actoral, Elena González, que encarna a Salinas, realiza un esforzado y muy buen trabajo de contención, donde demuestra su dominio sobre el escenario. Lo mismo puede decirse del buen y complejo trabajo que destila Elías González, que da vida a Ismael. Y, naturalmente, la actriz Vicky Luengo (Chavalas, Antidisturbios) no está estupenda, está impecable.

Imagen del montaje con Elena González y Vicky Luengo

A través de ella vemos y sentimos prácticamente todo, al margen de los inmensos textos filosóficos dramatizados que ha de lanzar. Ha conseguido transmitirnos su pesar, su alegría y su dolor con credibilidad. Es genial comprobar el proceso de deterioro que experimenta su personaje. Desde su forma de caminar, mover los brazos, hablar… Todo va cambiando en ella a medida que trascurren las dos horas de lacerante espectáculo… No digamos ya con la encarnación de los sueños, donde se aprecia otro de sus dones con la coreografía o con el monólogo que cierra la aventura. Vicky Luengo está radiante, su trabajo es apasionante y bien puede ganarse una merecida candidatura a los Premios Max.

El Golem es un maravilloso tratado sobre la condición humana en situaciones límite

¿Que si estamos ante el mejor trabajo de Mayorga? Muy probablemente. Entre otras cosas porque escribe para el teatro que ha de llegar, no para el teatro de nuestros días.

Imagen del montaje con Elena González y Vicky Luengo

Podemos concluir que El Golem es un maravilloso tratado sobre la condición humana en situaciones límite y representa un deleite para los sentidos. Entre otras cosas ayuda la inquietante BSO de Fernando Velázquez. De esta manera, el conjunto se instala en el inconsciente del espectador, que se ve atrapado por el sonido seductor de las palabras. Colabora en gran medida el viaje que propone la historia a través del intelecto. Será sin retorno y se realizará sin prisas.

Un resultado, pues, excelente y muy espectacular. ¿Sanzol y Mayorga? Puro estado de ebullición y gracia.

Cartel promocional de El Golem