¡Mis queridos palomiteros! ‘Los nocturnos’: Amores en carne viva: Frédéric Chopin y George Sand. De nuevo el Teatro Español, y esta vez en coproducción con Bitò, sorprende al respetable con un montaje genuino, atrevido y necesario sobre dos héroes de la cultura musical y literaria, que demandaban con urgencia su presencia en los escenarios.
Así las cosas, la reconocida actriz y directora escénica, Magüi Mira, triunfa por todo lo alto al resolver con éxito el reto de llevar a las tablas el exquisito trabajo de la joven dramaturga canaria Irma Correa, que sintetiza con elegancia la arrolladora historia del último amor del compositor Frédéric Chopin, que huye de la invasión rusa en su Polonia natal, con la escritora francesa George Sand, que también ha optado por escapar de un matrimonio tóxico.
Se trata de dos personajes icónicos del glorioso siglo XIX en busca de respuestas al sentido de su existencia y de correspondencia en el amor. Y los se asoman a explorarlos con intensidad y darles vida son los magnéticos y grandes intérpretes Marta Etura y Jorge Bedoya.
‘Los nocturnos’: Amores en carne viva: Frédéric Chopin y George Sand
Los nocturnos arranca con una declaración de intenciones sobre lo que supone vivir a la sombra de la propia vida, asunto que invade a ambos personajes desde prismas diferentes. Esta predisposición literaria es en realidad un lujo de prosa poética que Mira ha sabido traducir y mostrar sobre el escenario con sutileza e inteligencia.
Primero desde su puesta en escena (Estudiodedos: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán), a través de una amplia gama de combinaciones de colores (José Manuel Guerra); después desde el delicado vestuario (Helena Sanchis) de los protagonistas y la música en directo del piano. A ello se suma la cadencia sonora de varios grupos de metrónomos situados a pie de escenario, retirados pero resistentes (Jorge Muñoz). El tiempo pasa. Y, después, desde el otro juego sobre los efectos en la escena, que hacen aún más grandes las interpretaciones de sus dos protagonistas.
Llama la atención cómo el emocionante montaje exprime todas sus posibilidades creativas con lucidez y sensibilidad
Llama la atención cómo el emocionante montaje exprime todas sus posibilidades creativas con lucidez y sensibilidad. Unas veces Mira lo consigue a través de la ajustada narración de George Sand / Aurora; otras, gracias a los impagables e incontables encuentros amorosos tejidos en formato de armoniosas coreografías (Mónica Runde), bien se desarrollen en el espacio escénico vital, bien sean en torno al piano.
La fuerza del relato está en la potente historia que ha rescatado Irma Correa, en ese par de genios de la interpretación y en la dirección poderosa de la siempre eficaz Magüi Mira
Miradas y réplicas entre ambos son el síntoma de la pasión total consumante y consumada. Maravilloso, por cierto, el trabajo al piano del también músico Jorge Bedoya, que además de las partituras de Chopin añade creaciones propias.
Eso por no hablar del aspecto escenográfico neutro: suelo negro, paredes negras. No es necesario más. La fuerza del relato está en la potente historia que ha rescatado Irma Correa, en ese par de genios de la interpretación y en la dirección poderosa de la siempre eficaz Magüi Mira.
Hermoso, sutil y sensual conjunto que recomiendo ver más de una vez. Gracias por tanto y tan bonito. Hasta el 17 de julio en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español, de martes a domingo a las 19.30 horas.