¡Mis queridos palomiteros! ‘Vive Molière’: desternillante y frenética comedia en forma de vodevil. Quien sepa qué es Ron Lalá y conozca su formato y naturaleza ya sabe a qué atenerse y qué esperar de cada uno de los espectáculos en los que intervengan sus dos creadores, es decir, el dramaturgo Álvaro Tato y el director de escena Yayo Cáceres, ahora en su compañía Ay Teatro.
Con estos mimbres, casi podemos asegurar que el buenrollismo va a dominar el ambiente. Lo que no sabíamos es que también se iba a producir ahora con este trabajo sobre la figura de Molière, en el que se dan cita la música en directo con el romance en clave de comedia, a partir de un límpido libreto, una afinada y cuidadísima dirección de actores, y unos intérpretes vibrantes, en estado de gracia.
‘Vive Molière’: desternillante y frenética comedia en forma de vodevil
Ellos son Kevin de la Rosa, Juan de Vera, Marta Estal, Laura Ferrer y Mario Portillo, que se doblan y desdoblan en varios personajes hasta conseguir que el enredo dramático sea absoluto.
Por su parte, el argumento de Vive Molière arranca cuando la diosa Fama anuncia su deseo de casarse con un gran autor teatral, sus criados Dato, Mito y Chisme la llevan a París para conocer la azarosa vida y las hilarantes obras de un tal Molière.
Nos hallamos, pues, ante un espectacular montaje, en torno a la figura de Molière -existe en estos momentos en Madrid otro gran trabajo sobre el genio francés, París, 1940, que toma como excusa argumental una escena de un ensayo general del Don Juan– que acoge el emblemático Teatro de la Abadía.
Vive Molière es además un delicioso ejemplo de muestra teatral con interesantísimos ejercicios dramáticos que dejan al respetable con la boca abierta y la mandíbula desencajada. Más si cabe si en el tour propuesto encajan a la perfección momentos cumbre de El avaro, Don Juan, Tartufo, El burgués gentilhombre…, formalizados en una ideal historia en verso, de gran elegancia en su tratamiento formal -al mejor estilo de la comedia francesa clásica- y de gran incidencia en su retrato social.
Vive Molière es además un delicioso ejemplo de muestra teatral con interesantísimos ejercicios dramáticos
Dichos significativos fragmentos del teatro de Molière -en sus dos etapas- se sirven en tono de vodevil, que incluye importantes dosis de humor, genuinas, frescas, juveniles y puras. Un trabajo dirigido a todos los públicos -incluidos preadolescentes- que goza de un endiablado ritmo.
Además, el espectáculo cuenta con música en directo -soprano y piano- y apenas tiene elementos escenográficos. También es apreciable el trabajo con la luz (Miguel A. Camacho) y su inmersión en la comedia, si bien donde mejor funciona es por su vestuario, por el cual responde la laureada Tatiana de Sarabia.
En síntesis: un magnífico libreto de Álvaro Tato -no estaría de más que leyeseis el texto- y un apabullante Yayo Cáceres en la dirección de escena, colocan a la función en una de las mejores propuestas teatrales de la temporada. ¡Muy recomendable!
