¡Mis queridos palomiteros! ‘Los hermanos Machado’: Maravillosa historia sobre los genios sevillanos. Hasta el 16 de julio, el emblemático Teatro Bellas Artes de Madrid exhibe la maravillosa recreación ficticia -por su subtexto y su discurso narrativo, planteado en varias líneas temporales, no por la autenticidad de su contenido- Los hermanos Machado, espectáculo a cargo de Teatro del Temple, que pone en valor, entre otras cuestiones, la admiración que se tienen Antonio y Manuel -asoma por momentos también la figura de un tercer hermano, José-, y aquellas cosucas que no se dijeron.
Y, especialmente, de la necesidad que tiene el segundo de pedir auxilio al primero. Una muy buena propuesta desde el punto de vista de la dirección, así como de la límpida escritura de Alfonso Plou -atravesada por una excelente dramaturgia apoyada por Carlos Martín y María López Insausti– que pasa por indagar en las posturas ideológicas y su significado, o en el sentimiento de pérdida en su sentido general.
‘Los hermanos Machado’: Maravillosa historia sobre los genios sevillanos
A partir de una puesta en escena clásica, prácticamente depurada de todo lo accesorio, el montaje solo fija el punto de vista desde tres lugares, a saber, un sillón, una cama y un escritorio -el mobiliario-, cuyo peso recae en Carlos Martín.
Por su lado, el foro se encuentra iluminado ocasionalmente por un mapa de la península ibérica de grandes dimensiones, que va revistiéndose de luces de colores que representan las etapas emocionales de sus personajes, gracias al eficaz trabajo con la vídeoescena, asunto por el que responden (Óscar Sanmartín, escenografía; iluminación, Tatoño Perales y Víctor Izquierdo, vídeo). Y es así como se arma visualmente la pieza dramática (Jesús Sancho Cuartero, decorado), ambientada en la casa familiar de Madrid y que transcurre acabada la Guerra Civil Española.
Además del sonido incidental de los instrumentos de cuerda (Elva Trullén, violonchelo; Tereza Polyvka en la grabación del violín) y de la naturalista composición musical de Gonzalo Alonso, de la música y canciones en directo responde -violín en mano- la actriz Alba Gallego.
En este sentido, el montaje ofrece un afinadísimo punto de partida que predispone al espectador para asistir a un hermoso, expectante y elocuente juego de palabras; un viaje sin retorno que, de haberse producido, tal vez los tres años que Manuel y Antonio dejaron de hablarse por sus desavenencias ideológicas habría cambiado los modos de ser y de sentir de cada uno de los escritores. Pero ya sabemos que la historia vivida fue otra.
No escapan, por su lado, a desdoblarse también en otros papeles los varones de la función, a saber, Carlos Martín y Félix Martín, que nos regalan unos momentos interpretativos de gran emoción e intensidad
La mencionada Alba Gallego interpreta varios personajes femeninos: la asistenta de Manuel, su mujer, su madre, la cabaretera… Un ejercicio actoral e interpretativo muy rico y bien perfilado en cada uno de sus roles. No escapan, por su lado, a desdoblarse también en otros papeles los varones de la función, a saber, Carlos Martín y Félix Martín, que nos regalan unos momentos interpretativos de gran emoción e intensidad. Los tres juntos realizan muy buenas interpretaciones y la química entre los tres es evidente. A todo ello colabora, en gran medida, el impecable trabajo de vestuario a cargo de Ana Sanagustín.
Nos encontramos, pues, ante una muy buena historia, ante un gran drama -salpicado de humor puntualmente para oxigenar la escena-, sobre estos dos genios literarios imprescindibles de nuestra historia reciente, dirigido a todos los públicos y que recomiendo a docentes en la materia, que se maneja muy bien en el subgénero narrativo “¿Qué hubiera pasado si…?”, y que vuelve a poner en el tapete biografías teatrales de gran relevancia encarnadas por importantes intérpretes patrios.
Por su lado, María López Insausti realiza un gran trabajo en la producción, así como el grupo Pentación y don Jesús Cimarro por incluir el montaje en la programación del teatro. ¡Qué bonito es salir contento de un espectáculo genial!