¡Mis queridos palomiteros! ‘Otra vuelta de tuerca’: Ramón Paso versiona con éxito a Henry James. El pasado 12 de septiembre arrancaba la nueva temporada la afamada y prolífica compañía Paso Azorín Teatro con el reestreno en el Teatro Lara de Madrid (Sala Lola Membrives) del maravilloso thriller Otra vuelta de tuerca.
Se trata de una muy afinada adaptación de la novela de terror homónima del neoyorkino Henry James, que ya se ha convertido en una de sus piezas de repertorio más emblemáticas y celebradas, que se representa todos los martes a las 22 horas hasta el 14 de noviembre del año en curso en el mencionado espacio.
Otra vuelta de tuerca se ambienta en una casa apartada en la campiña inglesa. Allí existe un desván. Y en el desván existe un secreto. Un secreto del que apenas se habla. La señorita Abigail James, maestra de francés, llega a Bly Manor con la misión de, junto a la señorita Grose, encargarse de la educación de dos adolescentes, Flora y Julia, pero lo que se encuentra…
‘Otra vuelta de tuerca’: Ramón Paso versiona con éxito a Henry James
Entre otros hallazgos, el montaje cuenta con memorables escenas resueltas con la brillantez de un trabajo actoral impecable, en el que cada uno de sus intérpretes muestra su raza y personalidad, que define totalmente a cada uno de sus personajes.
Además de la excelencia del elenco (Ángela Peirat, Inés Kerzan, Ana Azorín, Guillermo López-Acosta, Elena Maroto, Silvia Carrascosa y Jordi Millán), es necesario poner también en valor la importancia del diseño del vestuario: rico, variado y muy apropiado. Tanto es así que la trama de Otra vuelta de tuerca no se puede entender -ni apreciar su evolución- si no tenemos en cuenta este factor.
En este sentido, los numerosos cambios de atuendo que realizan varias veces la mayoría de los intérpretes en los 90 minutos de espectáculo dan buena muestra de la necesidad de saber vestir. Casi diría que la arquitectura dramática, de gran encaje y precisión, no funcionaría con la misma eficacia sin tener en cuenta los elementos antedichos.
Por otro lado, el intenso y rítmico drama Otra vuelta de tuerca también resulta especialmente valioso por su montaje que, entre otras cosas, se ve reforzado por el acertado peso de los elementos simbólicos que dan forma y contexto a la historia, y por el riesgo que implica la integración de efectos de luz y sonido -directos e indirectos- en la escena.
Así las cosas, sobresale la puesta en escena de la historia, su atmósfera y ambientación, que apenas necesita escenografía o mobiliario para que circule, como cualquier don permita, un relato sin fisuras. Por no hablar de la composición plástica resultante, es decir, puro tenebrismo pictórico a lo Caravaggio.
También hay que poner el acento en la muy buena adaptación -recoge la esencia de la novela- que Ramón Paso ha sabido trasladar a sus actores como el gran director que es -realizan un límpido ejercicio de recreación escénica-, logrando momentos de auténtica brillantez, bien sea de camino al clímax o en otros momentos en sus diferentes cuadros.
El gran hallazgo de Paso está en el punto de vista, en el proceso psicológico que experimentan sus personajes, exento de ecos de otras historias al uso, y de la sencillez con la que conviven trama y subtrama, sin perder el horizonte de lo real y lo imaginado. Esa fina delimitación está muy conseguida
Muy recomendable, Otra vuelta de tuerca arroja una moraleja positiva sobre la idea del mal moral en tiempos oscuros, así como tiene también gran valor el poder catártico del ser humano de adaptación al medio por amor y vocación, asunto por cierto muy bien traído, que mantiene al espectador en alerta de principio a fin. Por favor, no se la pierdan.
