¡Mis queridos palomiteros! ‘Burro’: Arranca la gira del vivificante dramedia dirigido por Yayo Cáceres.
Tras permanecer programado más de un mes en el Teatro Reina Victoria de Madrid, el bellísimo, experimental, elocuente y polifórmico mosaico en torno a los asnos -y los personajes más singulares que les acompañan- que ha dado a la historia de la literatura, el cine y las artes escénicas su merecido lugar, Burro -producción de Ay Teatro– inicia su gira por España.
La tragicomedia, ambientada en una finca vacía, narra las andanzas de un burro atado a una estaca, que le cuenta su vida a su sombra -innegablemente asoma a mi mente la dramaturgia del autor suizo Friedrich Dürrenmatt y su Proceso por la sombra de un burro, que tuve la oportunidad de escenificar-, mientras se acerca un incendio forestal. Un relato que lucha contra el olvido mientras llega el fuego. Una obra que deja huella… de pezuña.
‘Burro’: Arranca la gira del vivificante dramedia dirigido por Yayo Cáceres
En líneas generales, el espectáculo es un excelente trabajo a cargo de Yayo Cáceres, ayudado en la dirección por Daniel Migueláñez, a partir de la límpida dramaturgia de Álvaro Tato que ha realizado una muy completa investigación sobre textos clásicos en torno al mencionado animal, y protagonizado por Carlos Hipólito -uno de los intérpretes más solventes del panorama teatral español actual y con más proyección- al que le acompañan otros tres actores: Fran García, Iballa Rodríguez y Manuel Lavandera.
Así las cosas, el montaje incluye escenas y fragmentos de fábulas de Esopo, El asno de oro, de Apuleyo; Misa del asno y Testamento del asno (anónimo); Disputa del asno, de fray Anselmo de Turmeda; Romeo y Julieta, de William Shakespeare; Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez.
Estructurado en diez cuadros, la sobria escenografía de Burro está dividida en dos alturas. En la parte superior, al fondo, y ocupando un tercio del foro se encuentran los músicos que tocan en directo y a su vez ejercen de actores. Debajo se halla el gran espacio escénico por el que desfilan un total de 28 personajes a los que dan vida los tres intérpretes antedichos.
Lo hacen con gran seguridad y tiento, todos se reconocen al instante y todos recrean a los clásicos con personalidad, donde escenifican populares cuadros -que componen y descomponen en segundos- y otorgan al conjunto no solo un gran ejercicio de ritmo, sino que también muestran un muy acertado diseño de vestuario, a cargo de la popular Tatiana de Sarabia.
Todo un dechado de virtudes -equipo técnico incluido- donde sobresale Carlos Hipólito, que vuelve a demostrar el gran actor que es, capaz de transformarse por un rato en burro y de sentir como un burro.
Nos hallamos ante un muy buen trabajo a todos los efectos que supone una buena muestra sobre la importancia y la necesidad de recordar a cuantos asnos han pasado por nuestra vida. Y de de dotarles de identidad y significado a todos. Por si no fuera suficiente y queréis disfrutar de la belleza de los textos, la editorial Antígona ha editado el libreto.