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Calle San Francisco: del convento a las terrazas

Calle San Francisco. Comienza en la Plaza de Santo Domingo y termina en las murallas de la Ciudad Vieja . 27 números. 400 metros. 15001. 

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EL ORIGEN FRANCISCANO

La calle San Francisco debe su nombre al Convento de San FranciscoSegún cuenta la tradición, en 1214 el monje franciscano Fray Benicasa de Tuderto fundaría esta institución religiosa en la ciudad. Y lo hizo nada menos que por orden directa de San Francisco de Asís, que peregrinaba a Santiago.

Aunque el templo gótico también sufrió su propia peregrinación: fue trasladado desde su emplazamiento piedra a piedra al Paseo de los Puentes durante 20 años, hasta 1985. Fue la última página de una intensa historia. En su lugar original, San Francisco sufrió dos incendios. Aquí se hospedaron el rey Alfonso XI y Felipe II. Vio celebrar en su interior las cortes de Carlos V y también acogió a las tropas de Sir John Moore. Hoy, apenas quedan las ruinas de esta rica historia en la zona verde de A Maestranza.

También pervive, en mejor estado, la Venerable Orden Tercera, que nació en un primer momento como capilla del convento convento franciscano en 1674

LA FUNDACIÓN LUIS SEOANE

Al lado del convento, se situaba el Cuartel de San Francisco, más conocido como Cuartel de Macanaz. Su construcción la promovió a principios del siglo XVIII Melchor Rafael de Macanaz. Este político murciano pasó de las más altas responsabilidades reales a acabar preso en el Castillo de San Antón y en una habitación del cuartel que construyó e, involuntariamente, acabó por bautizar.

Tras diferentes funciones el edificio acaba por decantarse a los usos culturales en 2003. Fue entonces cuando se inauguró aquí la sede de la Fundación Luis Seoane.

 

Del antiguo edificio militar apenas queda el recuerdo del antiguo Patio de Armas. El rediseño de los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco imagina un gran hórreo de granito y vidrio alrededor del patio porticado que vertebra las distintas partes de este edificio. Un espacio marcado por el blanco, la madera, las curvas de la fachada y las exposiciones de carácter moderno y contemporáneo.

Por este centro cultural, que se presenta como “lugar de encuentro” pasan cada mes 2.000 personas. Y este 2019 es precisamente, es el Año Seoane, a iniciativa de la Real Academia de Bellas Artes. Aquí se celebra con varias exposiciones y actividades, que destaca en esta entrevista Silvia Longueira, la directora de la Fundación Luis Seoane: 

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En su momento, se ideó crear alrededor de la fundación un lugar de paseo. Pero el proyecto de reformar las murallas que rodean esta zona alta o de facilitar la conexión con el área del dique se ha quedado, de momento, en nada. El derribo del antiguo edificio de Sanidad Militar se quedó simplemente en un nuevo solar con maleza que suma la Ciudad Vieja.

 

EL (NO) APARCAMIENTO DEL ABENTE Y LAGO

La mayor parte de actividad que concentra el acceso a la Fundación Luis Seoane viene marcada por otro edificio antiguamente militar: el Hospital Abente y Lago. Día a día, cientos de pacientes acuden a este lugar que padece su propia enfermedad: la falta de plazas de aparcamiento para un centro de referencia de la comarca coruñesa y de Bergantiños.

Al Abente y Lago muchos vienen acompañados, pero no como en la mayoría de los hospitales. El paciente entra a consulta y la otra persona se queda en el coche, en el espacio que hay en el lateral del edificio. En parte de San Francisco las señales de “prohibido aparcar” solo han reducido parcialmente el número de vehículos que entran en la zona vetada a la circulación. El argumento es unánime: no hay alternativa posible. 

BUS, VECINOS Y PEATONALIZACIÓN

Para venir a la calle San Francisco en bus la parada más cercana es la que está frente al Museo Militar, donde paran las líneas 3, 7 o 17. La del Jardín de San Carlos se eliminó desde que cambió toda la circulación del entorno del casco histórico.

Al otro lado de la carretera, está el núcleo habitado de la calle San Francisco, con edificios que van desde 1840 hasta 2007. Aquí el pavimento está en bastante buen estado, en comparación con otras calles de la Ciudad Vieja con empedrados hundidos.

  

Y, preguntes por lo que preguntes, los vecinos solo tienen una respuesta desde hace un año: todos los inconvenientes que sufren por estar en zona peatonal.  Lo bueno es que la Calle San Francisco desborda tranquilidad para pasear. El que lo haga podrá ver un parterre con dos palmeras protegidas, un pedestal vacío o varias terrazas en las que vale la pena parar al menos una vez en la vida. Sea por el sol, por los chipirones o por las mil variedades de tortilla.