Mi sitio favorito. Aunque realmente se llama Bar “Europa”, por estar situado en la avenida que lleva el mismo nombre, de Alcalá la Real, todos lo llamamos y conocemos como “El Rano”. “¿Dónde quedamos?….—en el rano”, decimos
Sin menos preciar a los demás de cuantos hay, y muy buenos, en esta bella ciudad jienense, para mí es el mejor. Es al sitio que por muy rápida que sea la visita a mi Alcalá la Real, cuando voy —no todas las veces que tanto me gustaría— jamás he dejado ni dejaré de acudí. Porque esta casa, aparte de traerme entrañables recuerdo del hermoso tiempo que pasé en esta encantador rinconcito de Andalucía con mi familia, y en el que me resisto de no volver a residir algún día, es un lugar donde uno disfruta el sabor de lo auténtico, y no ya por sus especialidades culinarias –que también– de las que más adelante hablaré; donde ese rato que permaneces allí el tiempo se detiene, uno se olvida de los problemas del días a día. La limpieza del local, el orden, el servicio, la calidad de sus productos, la cordialidad, su cocina…es un conjunto de sensaciones superlativas que te hacen que uno se sienta verdaderamente feliz en esa casa.
Porque “El Rano” halaga los cinco sentidos; por la belleza del local viéndolo con ese ambiente tan acogedor; por el gusto de disfrutar saboreando esas viandas que se nos ofrece en forma de tapa; por el agradable sonido –que no ruido–, mezcla de música y mormullo de los congregados que es muy bien acogido por los oídos; por ese olfato maravilloso que se percibe procedente de su cocina, desde donde salen auténticas exquisiteces; e incluso por el tacto de ese apretón de manos con el que somos siempre recibidos
Y si además de todo esto la extensa y amplia oferta de especialidades culinaria de una calidad sin parangón, como efectivamente lo es, pues este establecimiento se convierte en el templo de la restauración alcalina. Sí, decididamente os lo recomiendo; si es usted una de esas personas que aún no conoce Alcalá la Real –no sabe lo que se está perdiendo– no deje de visitar, entre otras muchas maravilla que posee, sus dos grandes monumentos: El castillo de La Mota y el Bar Europa, o mejor dijo “El Rano”, de donde va salir dando saldo…pero de alegría.
Y todo esto se le debe a un hombre, un auténtico profesional de la hostelería que ama su oficio; que se ocupa y se preocupa por que su clientela se encuentre lo más plácidamente posible en su local, cosa que consigue siempre porque aquella persona que entra por primera vez en su casa como un cliente sale y vuelve a entrar de nuevo como amigo. Se trata de Juan Francisco Barrero Valdia, un gran tipo, entrañable, cercano, amable, cordial, con el que da gusto conversar durante horas. Porque cuando se acude a un bar y nos apoyamos en su barra para disfrutar de una cerveza o una copa, descargamos por ese rato que permanecemos ahí nuestros preocupaciones, nuestros problemas, nuestras inquietudes. Y Juan Francisco nos ayuda a ello con su encantadora forma de ser, respondiéndonos siempre con esa sonrisa que aunque dure un instante su recuerdo perdura y nos reconforta, hablándonos, animándonos, positivándonos, …Nos proporciona todos los resortes que a primera vista pueden parecer una chorrada, pero al final contribuyen a que nos encontremos realmente a gusto, como la frase del día que aparece escrita con tiza en una pizarra y cada jornada diferente que siempre supone un impulso positivo, la música que él mismo selecciona, las exquisitas tapas con las que nos sorprende en cada copa, etcétera.
En definitiva un sitio en el que uno se encuentra verdaderamente bien y que consejo a todo el mundo que no dejen de visitar, especialmente aquellas personas que les cuenten sonreír.
Pepe Oneto