- “Uno de los restaurantes más importantes de La Habana. Donde se hace una culinaria eminentemente cubana pero con un toque innovador y teniendo en cuenta esa cocina cargada de historia y mezcolanza influenciada por una cultura mediterránea heredada de diferentes artesanos de los fogones de distintos rincones de España que fueron dejando su huella a su paso por la Isla”.
“Fresa y chocolate”. Esta película, dirigida por Tomás Gutiérrez y Juan C. Tabío, nominadas al Oscar en 1994, fue el motivo por el cual muchas personas de diferentes rincones del planeta se desplazaran hasta Cuba ilusionadas y ávidas por conocer aquel ambiente, aquella decoración natural, etcétera donde se hizo este exitoso films; ya que ésta se rodó íntegramente en aquel viejo edificio cubano donde transcurre la trama en la que vivían varias familias; entre ellas, en uno de los pisos del referido inmueble, la de Enrique Núñez, que es en la que se hizo la citada cinta. Y, tras la grabación de esta película, dado el interés suscitado mostrado por tantas personas que se desplazaban hasta La Habana para conocer esa casa, quien fuera uno de sus antiguos moradores –Enrique Núñez– se le ocurrió trasformar su vieja morada en un establecimiento de restauración.
Así nació en el año 1996 “Paladar La Guarida”. Uno de los restaurantes más importantes de La Habana. Donde se hace una culinaria eminentemente cubana pero con un toque innovador y teniendo en cuenta esa cocina cargada de historia y mezcolanza influenciada por una cultura mediterránea heredada de diferentes artesanos de los fogones de distintos rincones de España que fueron dejando su huella a su paso por la Isla.
En mi reciente viaje a La Habana, necesariamente tenía que ir a comer a esta casa para descubrir esas exquisiteces de las que muchos de mis colegas en estos menesteres del periodismo gastronómico me habían hablado. Era una de mis prioridades. Cosa que hice tan pronto como llegue a la capital de Cuba. Y, efectivamente, mis compañeros no exageraban ni un ápice.
A la llegada, me sorprendió sobremanera ver un edificio con una bella arquitectura afectada por la inexorable huella que marca el tiempo, como si de un decorado se tratase que cumplió con su cometido. Pero conforme se va accediendo por esa majestuosa escalera, ya uno se va percatando de que el “deterioro” –bien pretendido y conservado– de esa finca forma parte de su encanto, hasta llegar al viejo piso donde nació Enrique Núñez en el que se encuentra “La Guarida”; me recibe cordialmente su mangue, Vivian Aymerich, quien me invita a pasar a una de las terrazas del local convertida en un elegante comedor con unas vistas espectaculares del skyline nocturno habanero; un panorama urbano lleno de contrastes maravillosos. Allí me acomoda en una de las mesas, Sharon Chiong, quien se encargaría de atenderme durante toda la cena. Una chica encantadora con un alto nivel de profesionalidad en el servicio, al igual que el resto del personal de sala.
Por motivo de agenda del Sr. Muñoz -el propietario- no pude coincidir con él ya que se ese día se encontraba de viaje fuera de la habana, pero si estaba su hijo Javier Enrique, quien muy amable y atentamente me estuvo atendiendo en su casa de forma cordial, enseñándome al completo las distintas instalaciones que configuran “La Guarida”, digna todas ellas de ser visitadas.
Ya a la mesa, se fue desglosando un amplio y extenso menú-degustación de algunas de las muchas propuestas que se ofrece en esta casa con ese toque culinario al que anteriormente me refería, como estas:
Web: www.laguarida.com
Dirección: 418 Concordia, La Habana