Érase una vez (según cuentan desde Floreale), en la antigua Roma, “los novios usaban un collar de hierbas aromáticas y especias como el ajo, el tomillo, el eneldo… para simbolizar la esperanza, la fertilidad y la nueva vida”. Además, “se creía que los fuertes olores ahuyentaban a los malos espíritus”. Esta tradición, que viene desde tan atrás, es la razón por la que las novias llevan su ramo de flores.
Desde esta empresa de flores y eventos, cuentan que “algunas teorías dicen que el ramillete ya estaba presente en el antiguo Egipto”. Y que “fueron los cruzados los que la introdujeron en Europa”. Las flores frescas fueron llegando con el paso del tiempo. Pero “con la intención de – según dicen – disimular el olor a ajo y de las demás hierbas”.
“La tradición de lanzar el ramo está totalmente perdida”
Fue en la Francia del siglo XIV cuando la tradición de lanzarlo comenzó a asentarse. Sin embargo, a pesar de ver a tantas y tantas novias tirar su ramo, “esta tradición está totalmente perdida”, afirman desde Floreale.
Consérvalo o regálaselo a alguien
Si ya no se lanza el ramo ¿Qué es lo que se lleva ahora? Tal y como se aprecia en muchas bodas, puedes dárselo a tus invitadas creando un momento muy especial. Desde Floreale comentan que lo que les suelen pedir es “recrear el mismo ramo en dos o tres más pequeños”. Así se puede repartir entre hermanas, amigas o madres”. Podrás conservar tu ramo original y no perder ese recuerdo.
Otra opción es la de “repartir tu propio ramo en tres o cuatro ramilletes. O la de repartir una flor del ramo a cada amiga”, señala Floreale.
Pero si lo que prefieres es conservar tu ramo y no dárselo a nadie, también puedes hacerlo ¿Cómo? “Dejándolo secar boca abajo en un lugar oscuro. Le pones un poco de laca. Y en el momento en el que esté seco, lo puedes poner en un jarrón o en un lugar especial”.
Otra posibilidad a la que puedes recurrir, es la de escoger flores preservadas. “Sin ser artificiales, se lleva a cabo un proceso especial para secarlas en su mejor momento”, aseguran desde Floreale. Lo que se consigue así es que duren mucho tiempo prácticamente intactas. Ya no es solo por conservarlas, sino que también este tipo de flores tienen el encanto y romanticismo de las flores secas. Y son su estética y su practicidad las que han hecho que las flores preservadas “ganen adeptos en los últimos años”.