Una de las ilusiones de las bodas es comprarse el vestido de novia. En efecto, es un vestido que solo te vas a poner una vez en la vida. A no ser que hagas como en Friends y quedes con tus amigas para ponértelo por casa. Es cierto que ponerse un vestido de novia de diario no es algo sencillo, ni frecuente. Incluso, puede que tampoco sea cómodo ¿Qué puedes hacer para aprovechar mejor lo que has pagado y que no sea vestido de un solo día? Reciclar tu vestido.
Es la propuesta de la modista Laura Escribano ¿Te parece buena idea? ¿Te has decidido a reciclar tu vestido de novia? Lo primero que tienes que pensar es, cuenta Laura, “en qué quieres convertirlo”. En ese momento, en el atelier de Laura, comienzan a analizar la cantidad de tejido antiguo que hay y en qué se quiere transformar.
Por lo que más se suelen decantar las novias que acuden a Laura es por dividir el vestido en dos piezas. Por una parte un cuerpo y, por otra, una falda. “Ese cuerpo puedes lucirlo con unos jeans. Y a esa falda – continúa la modista – le puedes dar un toque más informal con una parte de arriba más desenfadada. Por ejemplo, ahora en otoño-invierno con un jersey y unas botas”.
Pero puedes configurarlo como tú quieras. Eso sí, la modista tan solo trabaja con vestidos vintage o con vestidos de su atelier. “Ya sabemos nuestra forma de trabajar cada vestido con una costura artesanal y conocemos mucho más la reacción de tejidos antiguos (que suelen tener una excelente calidad) que de tejidos actuales”.
Otra opción que te ofrecen, es la de teñir el vestido del color que quieras. Sin embargo, y Laura lo corrobora, “no es algo que suela ocurrir con frecuencia”. Un vestido de novia cuesta mucho dinero. Y si tomar la decisión de reciclarlo es difícil, más complicada es la de teñirlo.
La transformación, paso a paso
Una vez que te has decidido y has dicho sí a reciclar tu vestido, se reúnen contigo para ver cómo lo quieres transformar. El segundo paso consiste en tomar medidas y ponerse manos a la obra. Después, antes de que te lo entreguen, es momento de hacer una o dos pruebas. Y en el momento en el que esté perfecto, te lo vuelves a llevar a casa.
Para Laura, “dar una segunda vida a los vestidos es darte la oportunidad de seguir disfrutando de una prenda con tanto valor y evitar que quede guardada en armarios para la eternidad”. De esta forma, pasa a convertirse en una prenda útil. Así, cada vez que te lo pongas, podrás revivir los recuerdos más especiales de uno de los días más importantes de tu vida.