El final de una boda, no siempre tiene por qué tener lugar cuando las luces se encienden y la música se apaga. Porque después de ese momento, suele producirse otro de los momentos memorables de estas celebraciones: el momento vuelta a casa en autobús. Y es que son muchos los tipos de personas que te puedes encontrar en este vehículo. Es más, puede que tú te sientas identificado con alguno de ellos.
- El que se sube el primero de los primeros porque ya se quiere ir a su casa.
- El que llega el último al autobús. Pero porque se ha entretenido hablando o buscando su chaqueta. Y, claro, toca esperarle un buen rato.
- Están los que se tumban solos en los asientos y se quedan fritos.
- Están los que se tumban solos en los asientos y se quedan fritos y, de repente, se despiertan y hablan rápidamente como si llevaran integrados todo el rato en las conversaciones.
- Los que no se conocen de nada, se sientan juntos y acaban filosofando sobre la vida. Como si se conocieran de siempre y fueran inseparables.
- La parejita que se queda dormida encima del hombro del otro.
- La que tiene ganas de más fiesta y va cantando el Flying Free como si de una rave se tratara.
- La variante de esta persona, son el grupo de personas que empiezan a cantar golpeando el techo del autobús.
- En el autobús también puedes encontrar al que le grita cosas al conductor del tipo: que ponga una música mejor.
- También está la que va subiendo fotos y stories de la boda a su Instagram.
- Puede que en ese autobús también se suban los novios y vayan haciendo grandes discursos de agradecimiento y diciéndoles a sus amigos “lo grandes que son”.
- Y, cómo no, esos despistados que se olvidan de los regalos que les han hecho los novios en la boda.
- Y, esos que, al bajar del autobús reúnen fuerzas y zanjan la noche y empiezan la mañana con un buen chocolate con churros.