Existe una gran falacia en el mundo de la moda. La gente cree que las estilistas, las modelos y las celebrities no saben sonreir. Que son bordes y snob y no quieren hablar con nadie. Que se esconden detrás de gafas oscuras tamaño XXL o se tapan el rostro con bolsos ‘oversize’.
Os voy a contar la verdad del asunto, tal y como la viví durante la primera parte de la Mercedes New York Fashion Week.
Primer ejemplo: directora de revista americana: Anna Witour: Vogue USA (la persona más temida del ‘fashion system’).
Se rumorea que las becarias de la revista no pueden mirarla directamente a los ojos. La verdad es que una vez sentada en su asiento en la primera fila, no paran de acosarla fotógrafos para retratar cada movimiento que hace, como si fuera un animal en vía de extinción en el zoo. Flash, flash, más flash, para revistas, blogs, periódicos, fotos que nunca se publicarán, fotos de su lado malo, fotos mientras habla, mientras mira su BlackBerry, ¡qué aburrimiento! Pobre mujer. Y como además no le preguntan si le pueden hacer una foto -seguramente por miedo- ella no mira al objetivo. Normal. Está a lo suyo que es ver el desfile. Que queréis que os diga, yo también me pondría gafas negras y pasaría de ellos. Pero cuando despejan los fotógrafos, aprovecho para acercarme yo con mi micro Canon. Le sonrío, subo la cámara, ella me mira y juraría que hay un comienzo de sonrisa. Le hago una foto.
Segundo ejemplo: directora de revista europea: Carine Roitfeld: Vogue París.
Siempre que he coincidido con ella ha sido encantadora. «¿Puedo hacerle una foto para el periódico español ABC?» Le pregunto en mi impecable francés (de algo tendrá que servir el dinero que invirtieron mis padres para que me eduque en el Lycée Français). «Oui, si vous voulez», me dice, sonríe y disparo.
Tercer ejemplo: actriz: Sarah Jessica Parker. Me la encuentro en el ‘backstage’ de Diane von Furstenberg post desfile. Se está yendo. Se la lleva su gente de seguridad. La paro de forma muy inoportuna y le pregunto, en mi impecable inglés (de algo sirvió vivir en Nueva York siete años) si le puedo hacer una foto. «¡rápido!» me dice de forma cariñosa «que me arrastran» mientras la coge por la cintura su amigo Andy Cohen (ejecutivo de la cadena de televisión Bravo) pero se da la vuelta, sonríe y disparo.
Cuarto Ejemplo: modelo: Elisa Sednaoui. Estaba pinchando en una de las boutiques del Meatpacking District durante la Fashion Night Out neoyorquina. Me acerco, se quita los cascos para oírme: «can I take your picture?» pregunto. «yeah!» contesta y sonríe mientras sigue bailoteando al ritmo de la música. Disparo con flash.
Quinto ejemplo: diseñadora: Carolina Herrera. Durante la Fashion’s Night Out de Nueva York inauguró la boutique de CH de la calle Madison. Nada más entrar en la tienda estaba ella recibiendo a sus invitados. «Buenas tardes. Gracias por la invitación. ¿Podría hacerle una foto?» «Claro,» me contesta, sonríe y disparo.
Voy a hablar con Mario Testino el lunes, que viene a Madrid, a ver si lo mío va a ser la fotografía y no la redacción.