Una de las tiendas que más me impactó jamás de Nueva York fue B&H. Para quienes no lo sepan, es una tienda de tecnología, muy especializada en fotografía, regentada por judíos jasídicos (conocidos por sus largas barbas). Tienen un sistema de poleas para mandar la mercancía de un lado a otro de la tienda y puedes regatear por todo.
Os cuento esto porque la última vez que estuve en Nueva York, y salí de fiesta, acabé en el «ballroom» del Jane Hotel, en el West Village, y entrar ahí, era como entrar en B&H. Todos los chicos tenían barbas ultra pobladas y parecían Brad Pitt (los guapos), en lo que yo llamo su «época piojosa», o el diseñador Carlos Díez (los demás), con perdón.
Lo de la barba larga a lo Max Snow (conocido artista neoyorquino, primo de Uma Thurman, ex novio de Mary Kate Olsen) existe desde hace años. Es algo que siempre se ha llevado entre lo que llaman en EEHH «hipsters» (gente que marca tendencia). Pero esta vez, había más barbas por metro cuadrado que nunca, o a mí me lo pareció.
No sé si tendrá algo que ver con la crisis (por eso de ahorrar en cuchillas y espuma de afeitar), pero ha vuelto el «look» bohemio, tirando a náufrago. Toda mi preocupación es que ahora, lo aprovechados del movimiento 15M, se adjudiquen el «look» y digan que tiene que ver con ellos.
Para que no haya confusión, os dejo una fotos del artista Dave Mead que tiene un porfolio en su web dedicado a todos los tipos de barbas, y algunas fotos de «hipsters» con barba que nunca veréis en La Puerta del Sol de Madrid, más bien en Williamsburg, New York.