Todos los años hay alguna prenda que se hace estrictamente pensando en la pasarela y en posibles apariciones en editoriales de moda. Realmente los diseñadores no apuestan por ella a nivel comercial, solo como cuestión de imagen. Esta temporada dicha prenda es el peplum. P-E-P-L-U-M, como suena.
El peplum es un trozo de tela superflua en forma de volante que va cosido a la altura de la cintura sobre faldas, pantalones o incluso tops. Su función, según los diseñadores, es la de acentuar la figura femenina, especialmente la cintura y las caderas. Horror. No va a haber faja Spanx que aguante el contra efecto del peplum en la silueta.
Ya de por sí cualquier cosa superflua, es exactamente eso: no necesaria. Además, qué mujer en su sano juicio quiere acentuar su cintura y sus caderas, a no ser que sea una modelo de Victoria’s Secret.
Pués aun así no solo las celebrities (que no son modelos de Victoria’s Secret) han acogido el fenómeno del volante superfluo con muchas ganas, si no que la consumidora de a pie, también. Los peplums que habían traido a las tiendas como imagen, se han agotado, para la gran sorpresa de los comerciantes.
Viva entonces el peplum. No es lo que más favorece, ni mucho menos, y a los hombres no les gusta, pero está de moda y no te vas a quedar sin él, ¿no?