La última cosa que hice en Londres antes de mudarme a España fue comprarme un sombrero de Philip Treacy. Pensé que sería un bonito recuerdo de mi etapa londinense que duró cinco años. Lo que nunca pensé es que acabaría hablando de ese sombrero con el mismo Philip Treacy, pero así fue.
El sombrerero más famoso de Inglaterra pasa unos días en Madrid para presentar una retrospectiva en el espacio Beefeater (Claudio Coello, 99). Mi encuentro con el diseñador empezó por él entrevistándome a mí a raíz del sombrero. Pero como no creo que a nadie le interese una entrevista mía, por mucho que la haya hecho Philip Treacy, mejor os dejo con algunas de las declaraciones que se quedaron fuera del artículo que se publica en el periódico ABC.
Es para que aquellos que son fans como yo, puedan leer más sobre el hombre que elabora tocados de alta costura para medio mundo: desde la industria de la moda (Chanel, McQueen, y recientemente Giorgio Armani), el pop (Lady Gaga, Madonna) hasta el cine (Sarah Jessica Parker) y pasando por los miembros de las casas reales. Y posiblemente sea la única persona en el mundo que te pueda convencer para ponerte un crustáceo en la cabeza…
«Mi prototipo de clienta preferida es aquella que odia los sombreros, porque me gusta que cambie de idea gracias a mín. A veces me llaman después del evento y me dicen «ahora lo entiendo, ¡me lo pasé genial!». La gente responde muy bien a los sombreros. Cuando conoces a una persona, no conoces su pie o su mano o su muslo, conoces su rostro, y ahí es donde está el sombrero».
Cuando la mujer del primer ministro, Samantha Cameron no llevó tocado en la boda del Príncipe William con Kate Middleton, todos se extrañaron. «Claro que tenía que haber llevado sombrero. Debe apoyar a la industria británica. Un sombrero es un símbolo de ser inglés. Que haya llevado un broche en el pelo, en vez de un sombrero, se interpretó como una ofensa para todos los sombrereros. Existirá un gorro en algún lugar de Inglaterra que le guste».
«Todo el mundo quiso opinar sobre el tocado,» dice refiriéndose al tocado que llevó la Princesa Beatriz en la boda real inglesa y que fue criticado a nivel masivo. Y le produce una pena profunda que la gente critique sin tener en cuenta de que detrás de ese tocado existe una persona con su corazoncito y sus sentimientos. «Es como si tú sales una noche con un vestido que te gusta y al día siguiente tres millones de personas te critican a la vez. Es impactante, no para mi personalmente, pero para la persona a la que le pasó (la princesa Beatriz se entiende)».