Es lo último en Nueva York, la que han denominado como la manicura Tiffany. La verdad es que solo se lo he visto a una persona, pero seguro que se convierte en tendencia de aquí a Reyes.
Lo primero es acercarse a una de las boutiques de Tiffany&Co y pedir un brillante tamaño pequeño, sin engastar, sin montar, sin más. Lo segundo es ir con tu brillante a un «nail bar» de Essie y pedir que te pinten las uñas con el color azul Tiffany.
Para ser más precisas, ellos lo llaman el tono «where’s my chauffeur?», o lo que es lo mismo: ¿dónde está mi chófer?… no podía ser más adecuado. Cuando terminen la manicura, solo tendrás que pedirles que te apliquen el diamante con pegamento en la uña del dedo anular, el mismo donde normalmente llevarías el anillo.
Si no tienes el presupuesto que tiene la princesa árabe a la cual se lo vi, no te preocupes, siempre podrás aplicar un adorno de pedería de Swarovski.