Todo empezó cuando era diseñador de la división masculina de Dior: Dior Homme. Entonces creó una silueta «slim fit» para hombres y enamoró no solo a hombres como Karl Lagerfeld (que se puso a rigurosa dieta para poder entrar en uno de sus vaqueros pitillo), sino también a las mujeres.
Pero cuando digo «enamoraban a las mujeres», no me refiero a los hombres que vestían de Dior Homme, me refiero al traje en sí. Las mujeres como Nicole Kidman los querían, pero para ellas. Como los patrones eran tan ajustados y el tallaje tan pequeño, no hacía falta ajustarlos a sus cuerpos de mujer. Los podían usar tanto hombres muy delgados como mujeres. Entonces nació el traje de chaqueta unisex.
Doce años más tarde, lo primero que hace Slimane al ocupar el puesto de director creativo de Yves Saint Laurent -después de cambiar el nombre a Saint Laurent- es diseñar una línea masculina de tropa «slim fit» y hacer una campaña publicitaria con la modelo Saskia de Brauw como imagen. Para que nos entendamos: Saskia es una mujer y la ropa es de hombres. ¿«Dejá vu», como dirían los franceses? Posiblemente. Slimane nos vuelve a vender el concepto «Victor Victoria». ¿Pero podemos culparle? Después de todo, es lo que hace mejor. Por qué no seguir en esa línea que le asegura un éxito comercial.
¿La novedad? Ha sacado una línea de bisutería firmada Saint Laurent y unisex. Bisutería para ella y para él. Y ahora el momento de reflexión, que no tiene nada que ver con el éxito o no del concepto unisex, sino con el palabro en sí. «Unisex» viene del inglés y se formo con el prefijo «uni» y «sex» de sexo: un sexo. No sería mejor llámalo bisexual, para ambos sexos. Prendas y accesorios y perfumes «bisex», suena mucho más correcto. Que alguien llame a la RAE.