Hay cosas que hasta los más ricos no pueden controlar. Por mucho avión privado, por mucho helicóptero, por muchos lingotes de oro en cajas fuertes en Suiza, nadie puede cambiar la meteología. Esta semana, más de un diseñador y más de una clienta de alta costura daría lo que fuera para que dejase de nevar en París.
La alta costura ya no solo está en peligro de extinción por los costes de las producciones sino que ahora también por la ciclogénesis explosiva. Vuelos cancelados por mal tiempo, trenes que no salen (el más afectado el EuroStar que trae a la prensa británica), coches que no pueden circular… ¿Los efectos secundarios?
1. En la primera fila de los desfiles de alta costura vemos caras desconocidas… estilistas junior que pasaban por ahí o periodistas desconocidos que tenían un sitio en «standing» (de pie en la última fila) y que por arte de magia se les hizo un «upgrade» a la «front row» a último minuto.
2. Hay modelos principiantes en la pasarela (muchas de las top no han podido llegar a París).
3. Las clientas se han quedado en sus países de origen o se lo piensan dos veces antes de salir de su suite del Ritz, si han podido llegar a París.
A mi lo que más me intriga son los estilismos de las clientas VIP y de las estilistas que no quieren perderse los desfiles. ¿Botas après esquí? ¿Abrigos Yeti? ¿Esquis de Chanel? ¿Motos de nieve de Dior? Un diseñador de zapatos explicaba que los tacones de aguja eran perfectos para la nieve, ya que al clavarlos en el hielo, no te resbalabas. Esta semana seguro que veremos lo nunca visto… y será la mejor parte de los desfiles.
