Los primeros síntomas de la sobredosis tecnológica se observan en el tipo de relación que tienes con tu móvil. Si duermes con él en debajo de tu almohada y te despiertas para Tuitear que te acabas de desvelar, necesitas ayuda. Si paseas con él en la mano, a pesar de tener un bolso en el que cabe perfectamente, no solo tu móvil, sino el de todos los habitantes del barrio de Ginza, tienes un problema.
Todos conocemos a esa chica que vive en un pánico continuo, pensando que ha perdido el móvil. Mientras lo busca en las profundidades de su maxibolso, se le acelera el ritmo cardíaco y repite el mantra «he perdido el móvil, he perdido el móvil», a la vez que le da vueltas la cabeza a lo niña de «El exorcista». No lo dudes, está poseida. Y lo peor, no hay nada que hacer y no hay intervención que valga. Por mucho que se lo quieras hacer ver, y aunque le metas un filtro Valencia, ella va a seguir en sus trece. Necesitamos clínicas de rehabilitación para dependientes de las redes sociales.
Pues ahora, lo último en moda es el «digital detox». Muchos diseñadores como Nicola Formichetti, adicto a las redes sociales, se han tomado un mes entero de descanso, sin actualizar su Instagram, ni mirar su Twitter, ni subir fotos a Facebook. Y para los que no sean capaces de hacerlo solos, muchos hoteles e incluso restaurantes ofrecen ya guarderías para móviles, donde puedes dejar tu dispositivo en manos de alguien de confianza y deshacerte de él durante tu estancia.