Mientras cualquier actriz sería desterrada de Hollywood por sufrir de sobrepeso, a DiCaprio (39) le siguen lloviendo guiones por doquier. Leo, que está veraneando con su novia la modelo alemana Toni Garnn (22) en Ibiza, estrena nueva silueta a lo Jack Nicholson.
Sus kilos de más no han llegado a ser «trending topic», pero casi. El caso es que en vez de llorar por las esquinas, apuntarse a una dieta milagrosa o encargar zumos «detox» a domicilio, el actor parece seguir con su vida sin importarle nada. Bien hecho.
Lo único que esto demuestra es la doble moral de Hollywood e incluso del resto del planeta, en lo que a la imagen corporal de hombres y mujeres se refiere. Da igual el peso de DiCaprio, siempre seguirá siendo rico, teniendo una modelo a su lado y disfrutando de la vida. Si le hubiese pasado a una mujer, todo sería distinto, se la consideraría una dejada, sumaría «arghs» en las portadas de las revistas, y su representante le daría un ultimátum entre dejarla o ponerse a régimen estricto (posiblemente con una dieta «esponsorizada» a lo Jessica Simpson o Kristie Alley). Qué triste.