El Presidente del gobierno, con sus chubasqueros de marca blanca, sus gorras de béisbol, sus vaqueros «daddy jeans» y sus Nike negras, es la viva estampa de la tendencia conocida como «Normcore» y que se define como «normalidad extrema» en el vestir.
Lo que se lleva ahora entre los «hipsters» norteamericanos (y por extensión entre los «hipsters» del planeta) es la ropa «normal». De tanto querer innovar y diferenciarse de los demás, ahora se han pasado al espectro opuesto, convirtiéndose en conformistas de la moda. La nueva paradoja «fashionista» dicta que lo «cool» es que parezca que no se están esforzando para ser «cool».
Para ser justos, existe una diferencia entre la gente «cool» de verdad y la que «pasaba por ahí haciendo senderismo». La autora del artículo que lo empezó todo, Fiona Duncan, escribe en la revista «New York Magazine» que en el Soho neoyorquino ya no se distinguen los turistas de los «hipsters», porque visten igual. Así que, no nos vamos a engañar, que Rajoy, vista de manera aséptica no significa que sea «cool». En el Soho neoyorquino, entraría en la categoría de los turistas, o lo que es lo mismo en este caso: los «hipsters accidentales».