Influir está reñido con el medioambiente. Ni los gases de las vacas australianas, ni los aerosoles, ni la contaminación… ahora parece que los culpables del deterioro del planeta son los influencers. Un usuario de Instagram los ha denunciado por estropear algunos rincones emblemáticos protegidos de Islandia.
El norteamericano afincado en Islandia, Donald James Boyd, ha publicado en las Stories de su cuenta de Instagram, unas preocupantes fotos del antes y el después de parajes naturales protegidos. Antes y después de la llegada de los influencers, vaya. Boyd argumenta que todo vale a la hora de crear contenido para sus cuentas de Instagram. El fotógrafo profesional y activista dice que los instagramers van tan lejos como ignorar señalizaciones oficiales y prohibiciones de paso para poder hacer una foto para sus rrss. Campan a sus anchas por senderos protegidos y pisan donde no deberían pisar, acabando así con la flora protegida de algunos rincones de Islandia.
Vamos, que según Boyd, los influencers son poco más que una especie invasora. Donde pasa uno y se hace una foto que triunfa en likes, llegan los demás, como las réplicas de un terremoto. En uno de los casos que expone en sus Stories, unas flores -presuntamente protegidas- ya no crecen, porque han sido pisoteadas a tal punto que ahora en su lugar solo hay tierra y barro.
Boyd pide que Instagram y Facebook creen una herramienta ad hoc para que los defensores de la naturaleza como él puedan denunciar contenido no apropiado por violación de leyes de allanamiento de espacios protegidos. Leonardo DiCaprio y Al Gore no se han pronunciado al respeto y Donald Trump seguramente diga que los influencers no existen.