Si algo han arrojado estas Fallas recién terminadas es que hay ciertos toreros, que además se pueden ver en todas o casi todas las ferias de España, por los que se debe pagar una entrada. Lejos de los Morante, José Tomás o reapariciones puntuales, hay ciertos nombres que están tirando del carro y que consiguen, casi siempre, poner a todos de acuerdo.
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El primero de esos nombres es Enrique Ponce. El de Chiva con sus 28 años de alternativa a cuestas se encuentra, si no en el mejor, en uno de los mejores momentos de su carrera. Ponce aglutina todas las cualidades de una gran figura del toreo. Su concepto de la técnica es irrefutable, no hay otro como él, y eso se ha puesto de manifiesto en la capital del Turia en estas Fallas. Su faena a un flojo Garcigrande demostró que Ponce sabe de esto, y mucho. Sabe qué teclas tocar, qué terrenos pisar y qué manera de torear pide cada animal. Pero no solo eso. Ponce además lo hace con un gusto exquisito que hacen que verle cada tarde bien valga el precio de un boleto, figurón.
El segundo es otro “jovenzuelo” que lleva en esto un par de días: Antonio Ferrera. Lejos del torero acelerado y encasillado en un circuito, Ferrera ha cambiado su concepto en los últimos años… ¡y de qué manera!. Ferrera camina en torero, mira en torero, respira en torero y sobre todo, torea en torero. Una tauromaquia añeja que nos lleva a tiempos pasados cada vez que se enfunda el del luces han conseguido que se convierta en uno de los mayores atractivos del escalafón.
Además, hay que añadirle una cualidad que muy pocos tienen y cada vez menos respetan: el orden en la lidia.Da gusto verle moverse por la plaza ejerciendo de director de la terna, una obligación que poco a poco se ha ido perdiendo pero que Ferrera mantiene intacta. Este año estará en San Isidro acartelado como lo que es, una figura del toreo. Más que merecido.
Y el tercero es un chaval, pero un chaval de verdad, que arrea más fuerte que nadie. Andrés Roca Rey pide a gritos cada tarde que se le trate como gran figura y se está empeñando en conseguirlo. Su capacidad frente a cualquier adversario hacen que el peruano ofrezca detalles cada tarde y lo más importante, engancha al gran público. Cada vez más ajenos al mundo del toro hablan de un tal Roca Rey, de cómo se arrima y de las cosas que hace a los toros.
Por el bien de la fiesta Roca Rey ha de enganchar a ese gran público. Los toros necesitan de una gran figura, joven, cuyo nombre sea capaz de traspasar a la afición y llegue a cualquier rincón, a cada barra de bar, a cada tertulia y a cada periódico. Desde luego, si hay alguien con capacidad para convertirse en eso, ese es Andrés. Ahora solo falta que el muchacho tenga ganas de mandar y no se quede en el asequible circuito de las figuras. Que se enfrente a todos los encastes, en todas las plazas y con cualquier compañero, capacidad tiene más que de sobra. En eso consiste ser figura.
Tres nombres, tres, que salen muy reforzados de estas fallas. Tres nombres por los que vale la pena pagar una entrada. Tres nombres que quedarían de fabula en cualquier cartel, un cartel que, al menos para un servidor, sería de los mejores que se pueden conjugar actualmente en cualquier plaza de toros. Una terna por la que habría que pagar una entrada, aunque sea en la reventa.