La Manada… de imbéciles
En los últimos días ha sido noticia la sentencia de la Audiencia de Navarra por la que condena a nueve años de prisión a los cinco integrantes de ese grupo de amigos conocido como La Manada que abusaron de una joven en las fiestas de San Fermín.
Esto ha suscitado una respuesta social tremenda. Las calles se han llenado de gente pidiendo que se amplíe la condena, los partidos políticos más de lo mismo y hasta el propio ministro de justicia cuestionó las plenas facultades de uno de los jueces del tribunal. Pero por supuesto, la palma, como siempre, se la han llevado las redes sociales.
El hervidero virtual al que nos tiene acostumbrado twitter se puso de manifiesto nada más conocerse la sentencia y el odio enmascarado de los animalistas, como siempre, no se hizo esperar. Basta con que cualquiera ponga en su buscador de twitter las palabras “Manada, toros, taurinos” para darse cuenta de la cantidad de imbéciles que andan sueltos por la red. No han sido ni uno, ni dos, los que han dicho cosas del tipo “Los taurinos estarán contentos con la sentencia” o “La Manada, ese grupo de aficionados a los toros que…”
¿Por qué? Supongo que por llevar unas camisetas de San Fermín, en las fiestas de San Fermín y en Pamplona, unos lumbreras, vaya. Los cientos de miles de personas que acuden a las fiestas acostumbran a llevar atuendos de ese tipo, y ni muchísimo menos todos son taurinos. Pero las redes se infectan a menudo de imbéciles de este calibre que comparan a un grupo de salvajes con los aficionados a los toros. Y por cierto, alguno de ellos miembro de los Biris Norte, grupo de ultra izquierda de aficionados del Sevilla FC que por supuesto, de taurinos no tienen ni medio pelo de la barba.
Pero eso qué más da, pensarán algunos. Tienen una nueva oportunidad para atacar a los taurinos con temas excesivamente sensibles que nada tienen que ver con defender una u otra posición con respecto a la fiesta de los toros. Les da igual compararnos con un grupo de violadores, pero no debemos sorprendernos. Esos mismos se mofaron de las muertes de Victor Barrio o Fandiño y se la desearon al niño Adrián, enfermo de cáncer, solo por ser aficionado a los toros.
Este solo ha sido el último episodio de una larga lista de momentos indeseables que los antitaurinos voraces nos regalan en la red. Claman contra lo que llaman injusticias y luchan por lo que se suponen derechos fundamentales, pero niegan la libertad a los aficionados a los toros hasta caer a lo más bajo de la escala social escupiendo barbaridades por la boca como las que hemos tenido que aguantar tantas veces. Y otras tantas que vendrán. Una auténtica manada de imbéciles.