Extremadura se planta: ‘No seremos el conejillo de indias’ del cierre nuclear en España
La Plataforma 'Sí a Almaraz, sí al futuro' lleva su lucha a Bruselas para evitar el cierre de la central nuclear
Mérida - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La Plataforma 'Sí a Almaraz, sí al futuro', encabezada por su presidente Fernando Sánchez, se moviliza para frenar el cierre de la Central Nuclear de Almaraz, la mayor industria de Extremadura que sustenta más de 3.000 empleos directos e indirectos. El colectivo ha solicitado reuniones con el Gobierno de España y prepara un viaje a Bruselas en marzo para defender la continuidad de la planta, argumentando que no se puede permitir que Extremadura sea el “conejillo de indias” del cierre nuclear en España.
"Esto es un problema nacional", recalcó Sánchez, quien destacó que la planta genera un 7% de la energía del país, siendo clave para garantizar la soberanía energética. Además, alertó de las graves consecuencias que el cierre podría traer para la despoblación y el desarrollo económico de la región.
Las palabras de Sánchez llegan después de que el consejero delegado de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, pidiera “diálogo” sobre el calendario de clausura acordado en 2019. Según la plataforma, ahora la pelota está en el tejado del Gobierno.
Por su parte, el Partido Popular también mostró su apoyo a la continuidad de la central. El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en Extremadura, José Ángel Sánchez Juliá, criticó la “obsesión ideológica” del Gobierno central con el cierre de la planta y enfatizó la necesidad de priorizar el futuro de las 3.000 familias que dependen de esta industria.
“Nos estamos jugando el futuro energético de nuestro país. Extremadura necesita crecer, no puede permitirse perder industrias esenciales como esta mientras se nos prometen soluciones abstractas a largo plazo”, añadió Sánchez Juliá.
Con el apoyo político, social e institucional sumándose, la presión sobre el Gobierno de España aumenta. El debate sobre el futuro energético del país parece estar lejos de resolverse, pero lo que es seguro es que Extremadura no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados.